Este es el sexto disco en solitario de Steve Gunn, y el sexto en ser un discazo en toda regla. Guitarrista convertido en cantante / compositor independiente, nos ofrece 45 minutos de música bajo el mismo espíritu que JJ Cale; es decir, composiciones sutiles de guitarras eléctricas y acústicas acompañadas de un piano centelleante y una percusión casi silenciosa; marimbas apenas audibles, y un saxofón barítono que calienta como el viento tropical; todo ello dominado por la voz natural y orgánica de Gunn.
Un disco que es un bálsamo, diáfano, hechizante y tranquilizador. Mención para la fantasmal de Mary Lattimore en “Sugar Kiss” que es el único instrumental del disco. Añadir que es su disco más soleado, con las melodías más luminosas que ha compuesto hasta ahora.
Si antes mencionaba al gran JJ Cale por el espíritu tampoco debo olvidarme de los The Go-Betweens por esas melodías que nos abrigan y protegen como en un manto tranquilizador.
Un disco perfecto para despedir el verano, en esos días donde el sol y la lluvia comparten el día, donde el mar va retomando el lugar de las sombrillas y las toallas con su espuma llena de salitre. Un disco en el que hay que sumergirse plenamente para encontrar el espacio que filosóficamente libera al escucharlo.
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