Si empezásemos a avergonzarnos de nosotros mismos, no tendríamos tiempo para hacer otra cosa. Tan sólo os pido que os acordéis de los acomodados, de los que tienen la conciencia tranquila, de los satisfechos, de los conformados, de los establecidos, de los que han perdido su interés, de los embotados y de los estúpidos.

Sí, sabéis perfectamente a quién debéis dirigiros: afilad los cuchillos, preparad las flechas, portaos por una vez con la despiadada y cruel precisión que se merecen. Hablo de los arrogantes, de los poderosos, de los listos y de los astutos, de los influyentes, de los parásitos, de todos esos hijos de la grandísima puta que nos están quitando la vida. No os dejéis engañar por sus formas educadas, ni por la seguridad en sí mismos que  aparentan, ni por su aire de suficiencia, ni por sus rolex de oro a borbotones.

Apuntad al pecho, exactamente al tercer espacio intercostal izquierdo, allí donde su podrido corazón golpea, y disparad sin dudarlo ni un instante. Y antes de que espiren decidles alguna crueldad final; recordadles, si queréis, a la puta madre que los parió; maldecid sus pestilentes vidas sobre la tierra antes de que sean olvidadas para siempre. Eso sí: aseguraos de que están muertos y cerrad piadosamente sus párpados antes de escupirles en la cara, no vayan luego a decir que no tenéis clase o que no sabéis hacer las cosas con elegancia.

 

Por Narciso de Alfonso

 

by: Angel

by: Angel

Melómano desde antes de nacer, me divierto traduciendo canciones y poesía. Me gusta escribir. Soy un eterno aprendiz y bebo de casi todos estilos musicales, pero con el buen rock alternativo me derrito.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Últimas entradas

Últimos comentarios

Te puede interesar

Merodeando a la vulnerabilidad humana

Merodeando a la vulnerabilidad humana

Sobre la almohada del mal, es Satán Trimegisto quien mece durante mucho tiempo nuestro espíritu encantado, y el rico metal de nuestra voluntad es todo vaporizado por este sabio químico. ¿Cómo es posible esto? Durante siglos ha sido siempre lo mismo. Pero hay una...

Merodeando al miedo

Merodeando al miedo

El miedo es una piedra circular que tiene cien esquinas cortantes. Paraliza o mata el alma. Le deja a uno en silencio, pisoteado como el adobe de una calle por la que todos pasan sin detenerse. Por la que vuelven a pasar sin detenerse. El que tiene miedo se llena de...

Merodeando al misterio

Merodeando al misterio

De por sí, su nombre lo hace indirectamente escurridizo. Un nombre que nos muestra esa imposibilidad de llegar a percibirlo nos hace una seña desde su ocultamiento para salir en su búsqueda. Hay varias formas de descubrir el misterio. Por las buenas, con esa gracia...

regocijo venidero

regocijo venidero

Esos pequeñitos cúmulos de entusiasmo alado —los pájaros, me dicen que otra vida es posible. Que siga persistiendo hasta que mi canto resuene en todos estos muros que hoy me rodean por dentro.