Reconozco que a estas alturas de la vida se me hace un poco – bastante – complicado sentarme a intentar hablar del nuevo disco de los alemanes Halloween, una de las bandas quizás con mayor influencia en la deriva que tomó el género allá por los noventa para mal o para bien. Si algo hay que reconocerles es el haber estado siempre ahí en los mejores y peores tiempos. Luchadores inquebrantables que en todo momento han mantenido un nivel más que aceptable y que también han gozado del favor de los parroquianos – al menos de los suyos – con cada lanzamiento. Si hablo desde mi punto de vista personal – como si lo hiciese alguna vez de otra manera, ¿no? – los dos volúmenes de Keeper of the seven keys, The time of the oath y Walls of Jericho conforman mi poker ganador respecto a Halloween. Luego me debato entre un puñado de discos interesantes algunos, poco inspirados otros e incluso algún intento de excesiva ambición que no quedó reflejada en el resultado final. Las peleas, batallas y desplantes ocurridos en el seno del grupo durante sus ya casi cuatro décadas de existencia, parecen haber llegado de un tiempo a esta parte a su fin, para el regocijo de sus fans e imagino que el bolsillo de los protagonistas de esta historia que queramos o no, cubre parte de la historia más gloriosa del heavy metal. Y es que, queramos reconocerlo o no, esta reunión le vino muy bien a todas las partes que conseguían de nuevo una repercusión que en esos momentos era menos de lo que alguno pretenda hacernos creer. Mucha expectativa alrededor de este nuevo disco donde todos y cada uno de los miembros pasados y presentes tienen su oportunidad y lugar, lo que en principio me alberga la duda de si puede tratarse de un acierto o un pastiche para contentar a unos y otros.
El disco lo abre «Out for the glory» con esas melodías de voz tan reconocibles y ciertas partes que me hacen volver por instantes a los tiempos de «Walls of Jericho» a pesar de ser una canción de Weikath, lo que queda claro en esa grandilocuencia tan propia del power metal que si no está bien conducida se me atraganta la gran mayoría de las veces. Llega «Fear of the fallen». Velocidad y melodía, marca de la casa, con un Deris que personalmente me gusta mucho más al final que Kiske y un estribillo muy reconocible dentro de la forma de entender a Helloween. Esos solos de guitarra son muy parte favorita de la canción. Hubo un tiempo en el que Helloween insistía en llamar su música happy metal, algo que afortunadamente no tuvo recorrido ni llegó a ninguna parte. Pero si tenemos que tirar de definición, quizás sería la más adecuada dentro de los patrones del grupo para «Best time» del que no me gustan nada esos teclados ni ese buen rollo que pretenden desprender estrofa y estribillo. Sin embargo «Mass pollution» sí que me gusta mucho más, sonido agresivo y épico, típica canción para cantar puño en alto su estribillo. Como en una montaña rusa, vuelvo a sufrir el descenso esta vez con «Angels» de la que disfruto su estrofa pero no termino de enganchar con el estribillo. ¡Qué pase el siguiente!, y esta es «Rise without Chains» donde reivindican ser padres de ese invento denominado power metal con una canción correcta que mantiene un buen ritmo pero no termina de romper. La conocida «Indestructible» se abre paso y muestra lo perros viejos del negocio que son los alemanes, que nos pusieron un caramelito frente a los hocicos. Me encanta ese estribillo que de nuevo puedo imaginar coreando en directo y el espíritu del viejo heavy que desprenda la canción.
«Robot king» sale a por todas, guitarras rápidas, grito inicial, la marca del diablo con tus dedos, cierto tono oscuro a pesar de su primigenio power galopante y un estribillo que explota. Esta sí. El protagonismo de «Cyanide» recae sobre Deris, y personalmente lo agradezco, en una canción que se acerca al prototipo del sonido Helloween de la época con Andy – que al final es mucho más que la de Kiske por mucho que siga pesando el recuerdo de este en muchos – en una canción resultona, que no destaca ni decepciona. Efectos de sonidos, teclados… todo para introducirnos en «Down in the dumps» que va creciendo gradualmente, con una batería muy potente marcando ritmo para una canción que seguro que gusta a la mayoría de fans de la banda pero que a mi no me termina de romper. Llega el momento que todos esperábamos, bueno vale, al menos yo, el protagonismo de Hansen, primero con esa intro llamada «Orbit» que da paso al también conocido «Skyfall» donde recupera a esos Helloween que me volvieron literalmente loco a finales de los ochenta. Quizás lo mas curioso de este disco es que las canciones que han dejado como bonus son mejores que algunas de las que han decidido que formen parte del disco, como ocurre con «Golden times» y «Save my hide». Para resumir, esta reunión, que ya veremos si ocasional, puntual o con mas recorrido en el tiempo que nos pone en bandeja – o plato si lo escuchas en vinilo – Helloween deja muy buen sabor de boca. No es menos cierto que al escucharlo con mas atención, voy reconociendo y descubriendo detalles que en un principio me pasaban inadvertido y otros que que me habían pillado por sorpresa van perdiendo frescura, pero desde luego, lo que no puedo decir porque no lo siento, es que sea un mal disco, todo lo contrario. Helloween se han sacado un muy buen disco de la manga.
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