A veces me siento como un obispo redactando una homilía. Ser escritor tiene, por lo menos en mi caso, un componente metafísico, filosófico, de reflexión. El que a su familia se parece, honra merece. La de veces que he oído a mi abuela decir eso. Creo, y ya lo he dicho alguna vez, que el verdadero valor de una banda no es tanto su obra en sí como su capacidad de crear familia, de hacer estilo, de influir a las bandas venideras. En ese aspecto, Evildog es una especie de homenaje, de herederos, de música noventera que mola un cojón. Hora de levantar la copa por los buenos tiempos. Un, dos, tres… ¡Evildog!
Not all right. Sin haber escuchado una sola nota, me estaba acordando de un melenudo Dave Grohl en un videoclip a cámara lenta. You know you’re right, de Nirvana, que sirvió para promocionar el recopilatorio de 2002. El caso es que nada más empezar me vienen a la cabeza los primeros acordes de About a girl, también de los de Cobain. Ando un poco teniente, porque el primer punteo me había parecido un saxofón y no una guitarra. Aun así, la línea de batería y bajo son Grohl y Novoselic haciéndome viajar a un punto de mi adolescencia/vida adulta que me llena de nostalgia. Victoria canta, con ese aura Cobainesca, en 2020, pero nos han llevado a principios de los noventa, a un tascucio en Seattle, con esa especie de delirio colectivo que generaba el grunge. Esto no se explica, se siente: cierra los ojos, respira hondo y siente como si fueras a empezar a flotar. En el solo (más que un punteo es como un rasgueo a seis manos), casi al final, parece que fuéramos a ver una guitarra desarmada contra el suelo.
Monster. Estaba pensando en el Polly, de Nirvana (cuántas canciones ha inspirado Polly). Vale que soy repetitivo, pero obviando un momento la voz, la sala de máquinas se parece tanto a Nirvana… batería, bajo y guitarras, formando una amalgama sónica perfectamente engrasada cien por cien grunge. Cuando una de las guitarras lanza ese punteíto me trae a la cabeza otros grupos más modernos, como Staind por ejemplo. Cierto que la personalidad como vocalista y el timbre de voz de Victoria separan el resultado final de las influencias, pero no es menos cierto que son de la familia.
Try me. Guitarras lejanas, podría ser la intro de una canción de The White Stripes. Cuando se lanzan los primeros acordes, también en ese aire grunge (cada vez que diga Nirvana, chupito), pero reinterpretado, como mis amigas de la desaparecida Suevicha (desaparecida la banda, las chicas siguen) en The Wall. Me gustan las bandas de rock con este tipo de vocalistas femeninas de voz grave, porque tiene uno la sensación de oír a una cantante de blues o de jazz por encima de sonidos rockeros.
Mirror. Una reinterpretación muy sui géneris, pero tiene un aire a Human, de MetallicA (recomendación: escuchar en la versión de S&M). Vale que Evildog le dan un planteamiento medio acústico, sin distorsión, con un aura de peli del oeste, con un poso más lento. Parece que va a salir Clint Eastwood con el poncho sin lavar, pero no han perdido ni por un momento ese aire de banda de rock, de grunge. Es de esas mezclas que funcionan, quitar la distorsión sin dejar de ser rock.
It’s time to change. Desde que vi en Sons of Anarchy a William Lucking decir «Time for change» mientras sonaban Curtis Stigers & The Forest Rangers en John The Revelator de fondo, cada vez que leo «change», mascullo lo mismo. En lo musical, es una canción a dos tempos: las estrofas, con Alberto tirando de timbal, en un poso más tranquilo, hasta que Carlos lanza a la banda a toda tela, las guitarras aceleran y la batería se centra en una combinación bombo-caja más rauda. ¿He dicho Suevicha? Un aire entre Victoria y Susie en Astral Wave. En lo temático, es hora de cambiar, hora de dejar atrás los roles de género, el «tú a limpiar»… estamos en el siglo XXI y se empeñan en devolvernos a los setenta.
Drink me. Al oír tanto plato me esperaba un Ace of Spades, de Motörhead, pero no. Evildog son de esas bandas que juegan a regatear. Con la base de las guitarras —no sé quién es quién—, mientras una lanza un punteo alargado en el tiempo, la otra tira una especie de punteo cíclico, en plan mantra, que se convierte en la base de la canción. He hablado de Sons of Anarchy. Que alguien le pase esta canción a Kurt Sutter, que hace un capítulo especial sólo para incluirla. Hablando de temática: EnBlanco, Una canción de lo que cuentan… canciones de escenas para mayores de 18, o 21, o 15… ¿qué edad ponemos en un mundo lleno de porno?
I told you. Phil Lynott diciendo I told you en Waiting for an alibi. No tiene nada que ver con Evildog, cierto, pero los condicionantes arquetípicos, ahí están. Después de leerme la letra, la explicación y la aclaración con marionetas para los muy torpes, me da que pensar en medio de la atmosfera onírica que crea la parte instrumental y la voz de Victoria, que parece susurrar. Vivimos en un mundo donde no se acepta lo negativo: ni la muerte, ni la tristeza, ni la nostalgia… pero la enfermedad número uno es la depresión y una de las causas de muerte más comunes es el suicidio. Vivimos en un mundo triste que reprime su tristeza y que trata de no manifestar sus sentimientos por miedo a mostrarse vulnerable.
Nothing to break. Me encanta cómo engrana el bajo en esta banda. Ahora va buscando engranarse a las guitarras en lugar de encajarse con la batería. La parte de cuerda parece homogénea, una especie de magma que se desliza lentamente bajo las voces. Lo que está muerto no puede morir. Una vez que has tocado fondo, sólo puedes ir a mejor. Esa es la filosofía de Nothing to break.
Please. Cogidito por los pelos, pero si Dover no le metiera distorsión a Flashback, con un aura un poco más oscura, a lo Alice in Chains y, sobre todo, con una batería activa —que sin embargo no pasa por encima del resto de instrumentos—, estos cinco forajidos lanzan algo muy rápido pero no destructivos, con un aire a los primeros The White Stripes, los del Black Math. La letra no tiene desperdicio. ¿Puede alguien que es tóxico en sus relaciones verlo con objetividad? ¿Puede buscar su felicidad, su comodidad, sin obviar los sentimientos de los demás?
Always Monday. Útima parada. La más filosófica para el final. Todos los que nos dedicamos, ganando más o menos dinero, a las artes, tenemos esa misma sensación de represión por parte de la sociedad, del sistema, para buscarnos «un trabajo de verdad», y entrar en ese bucle de día laborable esperando al día de fiesta/ día de fiesta que no da tiempo a nada. No se valora el trabajo, ni el esfuerzo, ni las horas dedicadas, ni las lágrimas vertidas. Sólo se busca el resultado inmediato. Además, estamos en una sociedad cada vez más perezosa y más comodona. Acabarán haciendo novelas en forma de memes.
En resumidas cuentas, hasta aquí The Secret. La barrera idiomática —sobre todo en el oído, sin leer las letras no soy nadie— ha tratado de nublar el mensaje, pero creo que la he superado. Me siento identificado con el sonido y con el mensaje, y se me queda ese regusto de banda noventera viajera en el tiempo. Voy a poner Nirvana a todo trapo, que lo baile todo el vecindario.
Para los nostálgicos noventeros, enlaces de la banda:
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