Hace unos años, con el estreno de «Kong: la isla calavera», avisábamos del posible advenimiento de una saga, pues en la anterior “Godzilla” la encargada de descubrir ambas criaturas era una organización llamada Monach. Para ese posible encuentro, habían decidido convertir al célebre gorila en un monstruo mucho más grande que en las tres versiones anteriores. De hecho en la reseña de la cinta de Jordan Vogt- Roberts vaticinábamos no solo el encuentro de ambas criaturas sino el posible título. Tres años después se demuestra lo acertado de ese pensamiento con el estreno de “Godzilla vs Kong”.
Sobre el encuentro de las dos bestias, ya se hizo en los sesenta una primigenia “King Kong contra Godzilla”, dirigida por Ishiro Honda, donde los dos protagonistas acababan en el Monte Fuji en una épica batalla. Aquí la lucha entre los dos colosos es el la ciudad de Hong Kong pero hasta entonces van sucediendo unas cuantas cosas que encamina al desenlace. El problema del largometraje viene por el guion de Eric Pearson y Max Borenstein. Primero porque tarde demasiado en arrancar y segundo porque un buen tramo de la historia carece de sentido. Esto último puede ser algo más disculpable pues no creo que nadie exija verosimilitud en un producto destinado a las masas, donde los efectos especiales son los mayores protagonistas, pero que aburra en su primera parte es más grave pues salvo un primer contacto marítimo entre Kong y Godzilla, el tedio se apodera de la pantalla. Por fortuna, la parte final es más entretenida y su última media hora se disfruta con un épico combate, primero entre ellos y con posterioridad con un tercer engendro mecánico fuera de control.
No llega al nivel del “Godzilla” de Gareth Edwards (de momento la mejor de las tres) pero tampoco es un descalabro absoluto. La firma Adam Wingard, quien saltó a la fama con la genial «Tú eres el siguiente», un fantástico “slasher” lleno de humor negro. A pesar de seguir especializado en el fantástico y el terror, nunca ha vuelto a sorprender con un título similar. Esta no será excepción a pesar de una dirección competente pero supeditada a los efectos visuales donde destaca la parte final con destrucción de edificios y golpes de todo tipo, en la línea abierta por Zach Snyder, en sus trabajos para DC, donde contrincantes tan fuertes y poderosos crearían el caos no dejando un rascacielos a salvo si se enfrentasen. Era lo mejor de «El hombre de acero» y es lo más destacado de este aunque, supongo que por edad, nos distancia este tipo de batallas.
Entre el reparto algunos nombres conocidos, como la Millie Bobby Brown, inmersa en una imposible investigación a la siniestra corporación en la línea de las aventuras de «Stranger things», la serie que le dio fama y visibilidad, junto a un actor al alza como es Alexander Skarsgard y alguien que intenta enderezar su carrera como Rebecca Hall. Todos están correctos y cumplidores aunque molesten tantos infantes sabiondos, pues por un lado tenemos a los críos investigadores y por otro a una niña sordomuda, única capaz de entenderse con Kong y quien domina al primate. Y eso demuestra cómo han cambiado los tiempos pues desde siempre el inmenso simio perdió la majestuosidad y la vida por el amor imposible de una atractiva mujer, sea Fay Wray, Jessica Lange o Naomi Watts, por no hablar del miedo al otro que trascendía sobre la obra, con antropólogos coloniales que descubrían al gorila para exhibirlo en las ciudades occidentales como también se hizo con tribus indígenas africanas, americanas u oceánicas en reservas, casas de fieras o enjaulándolos a modo de zoológico. Un discurso sustituido por otro más infantil, propio de estos tiempos en los que nos ha tocado vivir.
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