La que fuera la primera vocalista de Fairport Convention, Judy Dyble, y que nos dejo lamentablemente este año tan fatídico, tuvo tiempo de dejar un ultimo trabajo que es una pura maravilla, o por lo menos es lo que me parece a mi.
«Between A Breath And A Breath» se titula esta maravilla que firma Dyble Longdon enfundada en una preciosa portada digna de su contenido y elaborada por Sarah Louise Ewing. El disco es una soberbia colaboración entre Judy y el líder multinstrumentista de la banda Big Big Train. Pero además les acompaña un elenco de amigos músicos de altísimo nivel: Davenport de Jade Warriordrums,vDanny Manners de Big Big Train, Rikard Sjöblom (Beardfish, Gungfly, Big Big Train), Rachel Hall (Big Big Train), Greg Spawton (Big Big Train), Nick D’Virgilio (Spock’s Beard, Big Big Train), Dave Gregory (Big Big Train, XTC), Andy Lewis (Paul Weller), Luca Calabrese (Isildurs Bane) y finalmente Dave Sturt (Gong, Steve Hillage).
El disco es una obra de orfebrería de folk británico que revolotea en aires progresivos cercanos a Jethro Tull, Steeleye Span, y otros maestros de ProgFolk. Es un trabajo exquisito, sutil, para paladares finos, que sirve de testamento a Judy y que nos recuerda la grandísima vocalista que fue. Un disco mas cercano al folk que al rock, pero con una fuerza digna de grandes discos de rock progresivo, como lo demuestran los cortes más largos y épicos tales como «France» y «Whisper», O el magnifico broche final con “Hearthwashing” que no depararía en absoluto en un disco de Kate Bush. El trabajo magnifico de Judy no solo es a nivel vocal, ya que escribió las letras, siempre fuertes e inteligentes, con mensajes y verdades como su desprecio por los astrólogos que engañan a la gente con sus falsas promesas, que es el tema que abre el álbum, consiguiendo atrapar de inmediato al oyente con ese gran comienzo.
El disco no decae en ningún momento, llevándonos por paisajes campestres, de ensueño bajo la luz de la luna, acariciado por la voz de esta dama llamada Judy Dybe y la impecable paleta de sonidos otoñales que fabrican BBT, dando vida canción tras canción de manera hermosa y sensible como hacia tiempo que no escuchaba.
Un trabajo elegante, conmovedor, lleno de amor y sensibilidad que sirve de bálsamo en estos tiempos de cólera y rabia, donde parece que la intolerancia y la estupidez mas loca esta cogiendo las riendas de la cordura. Desde que escuché las primeras notas ya supe que este es uno de mis álbumes del año.
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