Me estoy empezando a hartar con respecto a lo que ha hecho Blogger cambiando la plantilla de edición y descolocando a los habituales que trabajamos a través de esta plataforma de comunicación. Quizás vosotros no lo notéis ‘por fuera’ pero ‘por dentro’ es desesperante… En fin, veremos que va pasando porque hay cosas que no funcionan como debieran y opciones para complicarle la vida a uno. Espero que todo vuelva a la normalidad porque no me gusta esta ‘nueva normalidad’ por aquí.
Pasando a hablar de música, que es a lo que venimos aquí… ¡¡¡cómo se está poniendo últimamente UK en cuestiones 90’s y grungies!!!. Parece mentira, pero si unos primerizos Muse ya abrieron el camino a finales del siglo pasado en tanto en cuanto a la fijación por el Cobain más excesivo, considero que está habiendo una oleada reseñable en esta década pasada de bandas que apuestan por el sonido sucio, histérico y garagero de los 90’s teniendo como totems absolutos a Nirvana, Pixies, Melvins y The Jesus Lizard. ¿Os acordáis de los False Heads?… pues bien, aquí tenemos otro perfecto ejemplo de lo que os digo con los ya experimentados y consagrados God Damn…
Presiona tu personal ‘Hi Ho ZERO’!!!…
Formados hace ahora exactamente una década en The Black Country, muy cerca de la industrial Birmingham, Ass Weaver (drums, percussion), James Brown (guitar, synth, vocals) y Thomas Egerton (guitar, keys, vocals) cuenta en su haber con tres impresionantes discos: Vultures (2015), Everything Ever (2016) y el que hoy nos ocupa, el homónimo God Damn (2020). La primera escucha de su última obra puede impresionar y sorprender incluso hasta a el que está acostumbrado a sonidos ruidosos y extremos, y es que God Damn no se andan con chiquitas, la intensidad descarnada de sus composiciones, la pesada saturación de sus riffs y su obsesión por el Bleach de Nirvana hacen de sus once canciones una aventura sónica única, que rememora épocas pasadas sí, pero que absorve su esencia para facturar unos temas que van a molestar (¡y de qué manera!) a tu vecino en milésimas de segundos. «Dreamers» o «High Frequency Words» establecen ese claro nexo con los 90’s, el mencionado «Hi Ho Zero» apesta a The Jesus Lizard por los cuatro costados, te volará la cabeza «We Are One», ¡vaya si te la va a volar!, vas a ser aplastado por el stoner ‘Palm Of Sand», me gusta ese paroncillo de entre la tormenta decibélica que supone «Tiny Wings» con inclusión de vientos y es brutal el final del disco con la caótica y seudo-industrial experimentación en texturas de los casi nueve minutos de «Satellite Prongs». Una ‘melvinada’ del carajo… ¿Necesitas más detalles?, ¡¡¡yo creo que no!!!…
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