La comunidad afroaméricana tiene en los cantos de trabajo en el algodón una de las bases de su identidad como raza junto con el componente religioso . Canciones que son el recuerdo marcado a fuego de sus años de esclavitud y que les han conferido un carácter unitario a todos ellos . En la población de origen europeo podría decirse que la esclavitud a lo largo de la historia estaba representada en la minería como bien recoge la infinidad de testimonios tanto reales como artísticos . La miseria , las horrendas condiciones de trabajo, la explotación infantil, la pobreza y el gris de los pueblos mineros es la esclavitud blanca durante buena parte de la historia de nuestro mundo occidental . Esa esclavitud ha generado sus propios cantos de trabajo que se encuentran dentro del folcklore de todos los países.
En los EEUU , la música de los Apachalaches traída por los inmigrantes de Inglaterra , Gales , Irlanda y Escocia en el siglo XVIII. y que sufre una transformación en el siglo XIX con el gran desarrollo de la minería, acaba dirigiendo esas canciones de corte folk tradicional hacía la temática minera y la canción protesta hasta convertirse en algo asimilable a los cantos de trabajo de los afroaméricanos. Sixtieen Tons, Loretta Lynn, Kingston Trio, Carter Family , The L & N Don’t Stop Here Anymore son palabras y nombres que rememoran tiempos duros y difíciles pero que no han pasado
GHOST OF WEST VIRGINIA , el ultimo trabajo de STEVE EARLE AND THE DUKES es heredero de la citada tradición de protesta . El siniestro acaecido por la explosión de la mina de carbón Upper Big Branch que mató a veintinueve hombres en ese estado en 2010, convirtiéndose en uno de los peores desastres mineros en la historia de Estados Unidos ,y que suponía el tercero en un plazo de cuatro años, es el punto de partida para honrar a la clase baja trabajadora y para realizar una crítica ( que la hay ) a la clase política marioneta de las Grandes Corporaciones como más aún al abandono de la izquierda de su país ( susceptible de identificarse en otras naciones ) de aquellos que son a los que deberían servir.
En su comunicado de prensa que acompaña el disco es claro en sus intenciones «“Uno de los peligros en los que nos encontramos es que si personas como yo seguimos pensando que todos los que votaron por Trump son racistas o un imbécil, entonces estamos jodidos, porque simplemente no es cierto.» Es fácil tachar de imbéciles a los demás desde la poltrona Hollywoodense , desde el escaño, de quién no reza a Dios al levantarse cada mañana pidiendo que la Parca no le visite durante el día, desde un sueldo o renta vitalicia que le permite dormir al día a pierna suelta cada noche o desde una tarima dando clases de vida sin saber de la misma. Lo difícil es comprender y lo que hace Earle es tratar de contar sus historias, de ver el orgullo de ese trabajador que lleva décadas de problemas pulmonares que además ve como la droga se ceba de sus hijos, o cagarse en todo Dios al ver a la madre llorando por su familia. Es posible que hayan visto la esperanza en alguien equivocado, pero igual es porqué las frases correctas se han dicho desde lugares lejanos sin bajarse al barro de la vida sin generar credibilidad . Earle si baja a ese estiércol de vida y la cuenta para entender
Impactante el inicio del disco, «Heaven Ain’t Going Nowhere» , una work song a capella, letras bíblicas , letras de alcohol. Gran símil con las canciones del algodón , Cantares de Esclavitud . Unión, God and Country , vaya tres palabras en el contexto sobre todo americano, las dos últimas muy propias de su sentido conservador y muy usadas por Trump y una más Unión que añade Earle en referencia al histórico activismo sindical de la Región. Tema claramente protesta bajo los sonidos más tradicionales del folk country de la zona que prosigue en «Devil Put In The Coal In The Ground» , arrebato de sonidos de violín de Eleanor Whitmore , dobro de Ricky Jay Jackson y sección rítmica por parte Brad Pemberton y Jeff Hill .
Más canciones a héroes de la clase trabajadora en «John Henry Was a Steel Driving Man», un espejo para Earle y que debería servir para terceros. Country folk clásico de los Apalaches . «Time Is Never On Our Side» , es Earle trovador Seeger en estado puro, imbatible en esas canciones de traicionera acústica . «It’s About Blood» , es un fornido southern rock como desde «Jerusalem» no sacaba de la manga. Un tema que trata el tema del siniestro del 2010 y la situación de las familias tras la tragedia con un brutal final mientras recita todos y cada uno de los 29 fallecidos
«If I could See Your Face Again», cantada por Whitmore , es toda una balada triste y desesperada en forma de llanto y recuerdo de una viuda a su marido sepultado. Las barricadas regresan con «Black Lung», mientras que en forma de rockabilly, «Fast Man Alive» rinde homenaje a los héroes populares como Chuck Yeager, conocido por estos lares por su biopic «Elegidos para la gloria», interpretado por Sam Shepard . El final no podía ser de otro modo, «The Miner», su mejor tema en décadas . Una de esas canciones río. Narración de un trabajador en el paro enganchado por desesperación a la droga y cuya esperanza de redención esta en obtener empleo en la mina en la cual trabaja su hermano. La esperanza del desesperado que se aferra a cualquier oferta aunque sea la peor posible ya que no hay otra . Obra magna
Earle toma la tradición americana tanto en lo musical como en el verso para su drama popular en «Ghost of West Virginia» . Letras de protesta y recriminación mientras te estremece con la narración de los sucesos . Un disco de compresión , pelea y un mea culpa por la falta de entendimiento . Nadie dijo que fuera fácil cambiar el estado de las cosas . Earle lo intenta con sus lp de canciones de trabajo y protesta que no han perdido su vigencia en el siglo XXI.
0 comentarios