Este 2020 sera para unos uno de los años más raros que les habrá tocado vivir, mientras que para otros sin duda será un año horrible y lleno de tristeza. La suerte de poder ver o volver a ver a Lucinda Williams en directose ha esfumado. Este 2020 prometía mucho a nivel de conciertos, el Legend, el Azkena habían colgados unos carteles hechos con cariño y esmero que hacían soñar a los amantes de sonidos mas añejos. Esperemos que todo vuelva a la normalidad y que el año que viene o antes podamos volver a soñar con ver a nuestros músicos favoritos.
Por el momento nos queda su música imperecedera y reconfortante, es justamente el momento de apoyarlos comprando sus discos ya que será su principal fuente de ingresos y la mejor manera que nuestros sueños se puedan cumplir mas adelante. Lucinda vuelve pues en plena pandemia con un disco bajo el brazo que iba encargase de presentar en una Gira que iba a recalar en la península.
La que muchos hemos alzado en nuestro interior como la nueva sacerdotisa de la música de raíces americanas ha confeccionado un trabajo que parece haber sido compuesto en estos tiempos de confinamiento, pero no es así ya que Lucinda grabó estas canciones antes de que el coronavirus cambiase nuestras vidas. Los que pudimos verla por Facebook interpretar algunos temas desde el salón de su casa ya nos percatamos que aquellas nuevas composiciones salían del alma de Lucinda y que se ajustaban perfectamente a la banda sonora de nuestras vidas en estos días de incertidumbre, tristeza y reflexión. Su música se esta volviendo cada vez mas pantanosa, suena mas empapada en bourbon y en tabaco de mascar.
La música de Miss Williams siempre ha sido intensa, no son simples baladas para acunar al niño, pero ahora, en el que es su decimoquinto lanzamiento, posiblemente acaba de dar a luz a su trabajo más intenso. La poesía mas cruda sobre la realidad de la vida acompañada por unas guitarras duras, agresivas que no renegaría el propio Neil Young en su faceta mas salvaje. El trabajo del guitarrista Stuart Mathis es mas que notable, es arrollador y perfecto para acompañar este oscuro trabajo de nuestra rubia preferida. Butch Norton en la batería y David Sutton al bajo completan el resto de jinetes.
Desde el primer tema “You Can’t Rule Me” el tono esta expuesto en todo su esplendor, un corte que me recuerda horrores esa maravilla de composición que es “Dark Night” de los Blaster. Y Dark Night podia haberse titulado perfectamente este disco, ya desde la portada la tonalidad esta lanzada sobre los ojos del oyente… Lo que vas a encontrar aquí , lo que vas a oír te va a desgarrar el alma. !Cuidado!
Lucinda escupe sus letras, sobre mentirosos, sobre lucifer, maltratadores, carroñeros, asesinos,el dolor de la depresión, dejando tras de si a lo largo de doce cortes un camino de sufrimiento en donde no ha dejado títere con cabeza, como una especie de mantis religiosa del sur que te deja destrozado con una intensa furia emocional que emana tanto su voz, como de sus textos, respaldada por una banda que retumba como unos escuálidos pistoleros dispuestos a matar por el mero echo de haberte puesto delante de su camino. Pero, cuidado, Lucinda es una mujer también con esperanza y algo de esto nos deja “When The Way Gets Dark”.
Miss Williams acaba de sacar posiblemente su mejor discos desde aquel “Car Wheels on a Gravel Road”, no por nada “Good Souls Better Angels” cuenta con la coproducido de Williams, Overby y Ray Kennedy, quienes trabajaron justamente con Williams aquella maravilla de disco de 1998. También es la primera vez que su esposo y manager Tom Overby, es acreditado como coescritor en muchas de las nuevas canciones.
Seguramente es un disco que estará en toda buena lista de este “inolvidable” año.
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