Uno de los acontecimientos del año y uno de los discos más esperados por quien suscribe y teclea (¿quizás el que más?…). Han pasado ni más ni menos que 10 años de Chutzpah! (2009), el octavo album de estudio de The Wildhearts, en éste período la banda no se ha mantenido inactiva a pesar de la insaciable producción de Ginger Wildheart tanto en solitario como en sus innumerables proyectos (Hey! Hello!, Mutations…) y colaboraciones con Jason & The Scorchers, Michael Monroe, etc,… La suerte que tenemos con el líder de los ‘Corazones Salvajes‘ es que es un puto culo de mal asiento y no sólo no para de producir nuevos temas sino que mantiene muy bien la salud de la banda de su vida realizando giras de aniversario de sus discos y, en consecuencia, editando discos en directo que han mantenido muy bien la llama hasta que se ha visto preparado para ofrecer una colección de temas aplastante y ganadora de la que ahora mismo pasaré a desgranar con esa subjetiva pasión del que se considera un ‘die hard fan’ de la banda desde los 90’s…
‘Dislócate’ el pescuezo con la fuerza demoledora el directo de The Wildhearts porque vienen curvas!!!…
En muchos medios ya catalogan este disco como su obra más redonda desde su legendario P.H.U.Q (1995) y desde luego ya os aseguro que no es porque aquella formación formada por el propio Ginger, CJ (guitar, vocals), la vuelta de Danny McCormack (bass) y Ritch Battersby (drums) hayan vuelto a juntarse sin más, ¡para nada!, ha merecido la pena haber esperado una década ante semejante colección de cañonazos ‘a la Wildhearts’ sin experimentos ni estilos impostados más allá de esos encabronados y retorcidos cambios de ritmo y estilo que son marca registrada de los de Newcastle.
Con una portada ‘renacentista’ en donde muy al estilo Velázquez/Caravaggio aparecen los cuatro miembros reafirmándose a sí mismos como banda y como ‘Hombres encuerados del Quattrocento’ ya tenemos la primera declaración de principios de Ginger & Cia. La segunda es comenzar el disco con «Dislocated», un cañonazo tan certero como redondo y repleto de cambios y virajes inesperados. El disco comienza crudísimo, con las guitarras sacando fuego, la base rítmica a toda máquina y la voz de Ginger escupiendo furia pero también combinándose con momentos más melódicos. Éste tema define el disco pero también a la banda que tenemos entre manos pasando del punk al rock’n’roll, al powerpop y al metal con una facilidad pasmosa. Le sigue el que supuso su primer adelanto, «Let ‘Em Go», un tema claramente powerpop a pesar de que la crudeza de la producción y el ‘wall of sound’ siguen ahí. Un clásico en sus directos. «Renaissance Men» sigue en la senda melodiosa, un medio tiempo para agitar multitudes, pegadizo y epatador de audiencias a más no poder con un estribillo brutal. «Fine Art Of Deception» sigue dentro del chicle powerpoppie a pesar de la oscura ironía de su ácida letra. «Diagnosis» tiene otro de esos estribillos legendarios de The Wildhearts en un corte de comienzo ‘classic rock’ y explosión decibélica. Guitarras y poder sónico al máximo nivel. La tralla continúa en «My Kinda Movie», este vez más descarnada y visceral, Ginger vuelve a cabrearse de lo lindo y el tema es una montaña rusa de bajones y subidones hasta la llegada de estribillos. Powerpop por un tubo y cierto aire ‘fab four’ en «My Little Flower» con cambios cortantes como cuchillos. El Punk Rock vuelve a hacer acto de presencia en el acelerado y frenético «Emergency(Fentanyl Babylon)». ¡Qué hostiazo por Tutatis!. Bajamos revoluciones (que no intensidad) en «My Side Of The Bed», un track vacilón, con momentos tranquilitos y poppies, estribillos para enmarcar y una ‘grand finale’ distorsionada y molesta no apta para neofitos de los Corazones. «Pilo Erection» cierra el disco de forma espectacular, comienzo melódico, desarrollos y estribillos con marcada épica para desembocar en un orgasmo eléctrico en donde la banda despliega todo su poder sónico sin piedad. ¡¡¡Vaya ‘grand finale’ Pupilas/os!!!…
Conclusión express: ¿Se me nota demasiado el por qué le he cascado un 100%?…
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