Para los quienes no conozcan a FKA twigs, se podría definir como una mezcla ente Kate Bush y Aphex Twin. Su peculiar propuesta recuerda por momentos a la imposible hija bastarda de ambos artistas. Lo que es evidente es que FKA twigs (cuyo nombre real es Tahliah Debrett Barnett) es más rara que un perro verde, no hay más que ver las fotos que ilustran esta entrada. Eso sí: posee un innegable talento y unas terribles ganas de sorprender. Hay quien cataloga su música como soul marciano, trip-hop, art-pop o electrónica, obviamente, tiene algo de todo eso pero es mucho más. Su música está llena de voces susurrantes y ritmos amenazantes para luego cambiar a la claridad más absoluta. Más allá de la innovación, MAGDALENE destila sentimiento y pasión. Un trabajo que me ha resultado mucho más conseguido que su primer LP (LP1, de 2014). La producción corre a cargo de la propia FKA twigs pero el disco está lleno de colaboradores de relumbrón como el rapero Future y productores/DJs como Jack Antonof, Skrillex, Nicolas Jaar o Benny Blanco. Tal plantel de colaboradores quizás no hace presagiar nada bueno, pero el talento de FKA twigs acaba por salir a la superficie como un tornado.
Ya el adelanto cellophane nos avisó que, al contrario que su anterior trabajo, la voz iba a cobrar protagonismo y los instrumentos iban a potenciar la expresividad de la misma. FKA twigs bucea en sus traumas y saca a la superficie sonora sus emociones. Así, el oyente asiste a un viaje, no siempre reconfortante, por el alma de la artista. Estamos ante un trabajo que muta constantemente de sónica y estilo, desconcertando al oyente en más de una ocasión. La tristeza casi duele en sad day o daybed. Sin embargo, holy terrain invita a bailar, siendo casi un hit digno de cualquier chiringuito de playa de Venus. Debo admitir que por su expresividad vocal mis temas favoritos son mary magdalene y fallen alien, un par de extrañas joyas que sintetizan lo mejor de esta joven y genial artista. Si buscas algo diferente, MAGDALENE es tu disco.
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