¡Tira la piedra y esconde la mano!. Posiblemente una de las frases de cabecera de esta sociedad nuestra que se convirtiendo en vaya usted a saber. Hemos modelados pájaros de barro, y no, no los voy a echar a volar como si fuese el bueno de Manolo García, que ya lo hacen solos con el impulso inconsciente de cientos, miles de incautos que creen a pies juntillas lo que les ponen frente a las narices ante la vagancia intelectual de intentar pensar por si mismos. ¿Que es la autenticidad en estos instantes?. Ni idea. Desterraron a los diccionarios al monte del olvido. Es tal nuestra supuesta autoridad y superioridad moral sobre el prójimo que no necesitamos o eso creemos, la redención a través del conocimiento. Decía Jesús Quintero que hemos llegado a un punto en el que no es que la gente no lea, es que se enorgullece de ello. Hemos llegado a un punto en el que en vez de saber la contraseña para entrar en la cueva de Ali Babá y los 40 ladrones, ahora hay que pedir reserva con meses de antelación. ¿Que significado tiene ahora la autentícidad?. Observo a mis gatas pegarse porque se aburren. Observo a nuestros políticos aburrirse si no se están pegando. A sus fieles, con los ojos sacados para no ver verdades que saltan a la luz con tan solo escarbar con la uña la fina capa de polvo y porquería.
Al final la autenticidad es un vocablo que se escapa por el sumidero. La verdad solo sale a través de un amplificador, o al menos en la que creo con fe ciega. Esa es otra. El rock ha tomado el camino del underground excepto millonarias excepciones. Y el underground del underground como siempre es el lugar donde encuentras el arca perdida donde tal vez se esconda esa ausente esencia de dejarse llevar sin cuadricular. Ese rastro sonoro me lleva hacia Alicante. Hacia Ugatz. B-Core, Spinda Records, BORX, Ediciones Incendiarias, Plug in the gear y Mise-En-Escene están implicados. Paladas en la tierra desenterrando ganas de vivir y tocar. Ugatz no conocen fronteras impuestas o al menos eso parece desprender su música. Este disco de nombre homónimo es un torbellino de emociones siempre con la crudeza como via crucis particular. «Manos de hacha» me desconcierta. El buen sentido. No conozco otro. Su melodía se entrelaza con esa guitarra poderosa y una batería corrosiva. Definir a Ugatz es complicado. En su coctelera hay de todo siempre que haya distorsión por medio. Melvins podrían ser una forma de hacerte una ídea. «Auserón» es como un puñetazo, quizás demasiado melódica para ser hardcore, tal vez demasiado hardcore para ser melódica.
«Sola va la bala» es irreverente, como un poema descarnado con la luz apuntando tus ojos. Esa voz desgañitada lo muestra. «Rosvita» es el primer instrumental de este disco, acelerado y desquiciado a partes iguales. «Ainara» es otra, envuelta de calma tensa. «Te quitaba la vida» con su peculiar introducción vocal que deja paso a un bajo distorsionado que tensa el ambiente mientras la voz recita la letra y el riff golpea. «Negro y plata» cambia totalmente el registro y nos introduce en una nebulosa psicodélica de ritmos lentos y pesados. «Sábanas» pone de manifiesto la faceta más stoner de Ugatz que habíamos visto aparecer ya en la canción anterior. «Avisos» cierra el disco y te sube en su nave para acompañarte en un hipnótico viaje hacia el mundo de las mentes infinitas. Ugatz arriesgan. Ugatz convencen.
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