Si hace unas semanas os hablaba de las maravillas y el efecto sorpresa de la serie coreana Kingdom (2019), hoy tengo que hacer exactamente lo mismo con la ficción francesa Marianne (2019), la gran apuesta de NETFLIX como relevo ‘hallowenesco 2019’ a la hinchada de ego, La Maldición de Hill House (2018), que a mí, personalmente, no me convenció en absoluto.
Los que no la habéis visto todavía Marianne, de verdad, os conmino desde aquí mismo a que no desperdiciéis si un segundo con series de misterio/terror/horror yankees con giros y sustitos mil veces vistos y pasteladas de guión de principio a fin una y otra vez, ¡NO!, debéis sentir el horror y el pánico DE VERDAD hacia las brujas más inquietantes y malvadas, los rituales satánicos y las posesiones infernales de esta historia de Samuel Bodin (director también) y Quoc Dan Tran porque os váis a hacer ‘caquita’ literalmente hablando. ¿Que no me crees?….
La historia, a priori y en líneas generales, no deja de ser la de traer un ser malvado a la convivencia entre mortales y su relativa expulsión de un ‘cuerpo’ y de la vida de los protagonistas que sufren de sus horrorosos caprichos. Lo que de verdad se agradece es cómo se trae al tan indeseable espíritu pues es gestado a través de los sueños de infancia de la novelista alternativa, Emma Larsimon, que exorciza sus traumas de la niñez a través de la creación de un personaje de terror, Marianne, que convierte en una exitosa saga de novelas. Todo va bien hasta aquí, pero la escritora decide dar por finalizada la historia y es aquí donde se monta el follón pues la pecaminosa bruja se revela y empieza a manifestar su desacuerdo precisamente en la localidad natal de la protagonista, Elden.
Desde este punto se empiezan a suceder unos inquietantes hechos que el director Bodin encadena con tramas en paralelo de la vida de Emma en la niñez, juventud y época actual, así como de sus amigos más íntimos con escenas que alcanzan un gore espeluznante pero sin desfasar, unos sustos más que conseguidos y un descubrimiento del mal y del personaje que lo aglutina de lo más conseguido. En cuanto al tema actoral, joer!, desconocidos todos para mí, y eso que Victoire Du Bois ya ha facturado unas cuantas pelis interesantes, incluso algún pinito en Hollywood, pero con respecto al elenco general todos están perfectos y sin sobreactuar. Mención especial para la actriz Mireille Herbstmeyer como ‘abuelilla’ poseída porque sus escenas y sus expresiones son jodidamente ‘killers’.
En cuanto a la fotografía y la puesta en escena también me he visto sorprendido, la fotografía y localización de exteriores es brutal, el juego con imágenes-símbolo (agujero negro, faro, ‘juguetitos sangrientos’, armario…) fabuloso y la puesta en escena con mínimos efectos y situaciones muy bien hiladas (aunque desordenadas a propósito) te tienen pegado a la pantalla esperando la siguiente manifestación de la bruja más malvada, gore y sanguinaria de la ficción serial (yo ampliaría incluso al cine). Lo dicho, que no puedes perdértela si lo tuyo va más allá del ‘truco o trato’ y los sustos sin sustancia ni fundamento, lo que te vas a encontrar va infinitamente más allá…
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