Haciendo memoria, me ha venido a la mente. Mi primer contacto con la lucha libre mexicana fue en un evento que vi de extranjis en casa de un amigo. No me acuerdo ni de dónde ni cuándo, ni tampoco de quién peleaba, pero hubo una escena que me llegó al alma: salía en medio de una música ensordecedora un pedazo de mostrenco que tenía que pesar 150 kilos como poco con paso lento, haciendo oscilar sus brazos, como dos jamones mientras provocaba al público. Era como un autobús enmascarado. En medio de los abucheos una viejilla que a duras penas pasaría del metro y medio gritó: “¡pero mira que eres puto! ¡Lo que tienes de grande lo tienes de puto!”. Desde entonces, y sin ser un experto, he ido descubriendo cosas de la cultura mexicana, y lo que más me llama es el día de los muertos. Más allá de afinidades religiosas, me parece una idea muy sana pensar que uno está vivo hasta que nadie puede recordarle. Vamos a hablar del día de los muertos, pero sobre todo vamos a hablar de rock. Un, dos, tres… ¡Swindango!

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Cross the line of life. Inconscientemente, se revela el peso de Noe en las composiciones en pequeños detalles como que el arranque del disco, esa vuelta de reconocimiento, sea un pequeño punteo, como tapping a cámara lenta. Entran el resto de instrumentos, una batería contenida, un bajo monolítico (ya hablaré de él) y una voz que trabaja en sus registros más graves. Una estrofa corta y se lanza una de las piedras angulares de esta joven banda: los estribillos. No es que les encante precisamente, pero esta canción concretamente tiene cierto aire a los primeros Dover, los del Devil came to me en canciones como Serenade o Spectrum. El último verso del estribillo, Cross the line of life and say oh, oh, oh, más pronunciado cuanto más se acerca el coro. Han revelado algunas de sus líneas maestras: es un tipo de rock con algo de surf, divertido y con desparpajo, el bajo tiene mucho peso en la parte melódica de las estrofas, a la guitarra le gusta puntear más que meter distorsión a troche y moche, y esa vocalista… es un fenómeno.

 

 

Like you. Seguramente que la parte más grunge del disco, con un toque a Nirvana en About a girl. Las baterías añaden ingredientes a la mezcla, y la voz de Verónica no es que sea precisamente la de Kurt Cobain, pero se forma una especie de rock mestizo, contundente en la línea de bajo si llegar a ser destructor. La locura de redobles de caja en los estribillos confirma ese germen nirvanesco, si no fuera por tanto juego de platos, y el bajo podría salir de Novoselic. En los últimos estribillos se van revelando dónde puede llegar esa vocalista, pero estamos aún muy lejos.

Catrina’s whisper. No es mi favorita (tengo una buena razón), pero seguramente es la mejor tarjeta de presentación que se puede hacer de esta banda. Con un riff que está entre el No more Mr. Nice guy de Alice Cooper y la línea machacona de las estrofas del Seek and Destroy de MetallicA, pero sin perder la perspectiva del grupo, con esa aura desenfadada, quedándose en un rock desenfadado y manteniendo las distancias con estilos más próximos al heavy metal. La voz trabaja en las estrofas en una especie de crescendo, desde los registros más graves en los que se esfuerza hasta el terreno donde se desenvuelve de forma natural. Por debajo. Por debajo, la guitarra ha creado un punteo machacón, unida a un bajo monolítico que en los estribillos se vuelve una locura. Llegando a un estribillo en un tempo medio, toca mil notas en doce segundos. Lo mejor del bajo en este disco, aunque está intachable en su labor de sujetar el peso instrumental de las canciones.

 

 

The door of my dreams. No sé decir por qué, pero tiene cierto aire a System of a down en los estribillos de Lonely Day. Pasa a ser una especie de balada siniestra, como si Ozzy Osbourne quisiera cantar una nana. Vero se mueve en su terreno, se le nota que está a gusto explorando registros más agudos, y le da cierto aire preciosista a las primeras estrofas del estribillo (suena fantástico el And the silence hears the echoes of my voice).

Free. Un comienzo un poco más acústico en las estrofas, y rompen en un riff que me trae a la cabeza el Train, de los Undrop (creo que era de un anuncio de refrescos de mis tiempos mozos, un one hit wonder noventero). Es cierto que igual en esta me quedo corto, pero es que lo que viene ahora…

 

 

I drew myself. Estoy completamente fascinado por esta canción. Sobre el papel es una cosa rara, una especie de rock alternativo con partes épicas, casi de ópera, pero sobre el terreno es… una genialidad. La primera vez que lo escuché estaba en el gimnasio, en la cinta, y casi me estrello porque tuve que escucharla en silencio, como si hubiese tenido una epifanía. Para mí, la mejor canción del disco y, sin ofender, seguramente que la mejor que ha de dar esta banda. Si tuviera que elegir mis cien canciones para llevarme a una isla desierta, ésta va segurísimo. Empieza sin ambages, un buen guitarrazo por debajo de la voz y una batería que tira de caja antes de empezar con el riff en sí mismo. Seguramente sea la canción más monolítica del disco. La guitarra no tiene casi pirotecnia, el bajo es más monocorde y la batería más monolítica. Hasta aquí, todo en orden. Unos estribillos potentes, un I drew myself a los cuatro vientos (me gustaría verlos defenderla en directo, los coros son fundamentales aquí o la canción cojeará) y ahora viene lo bueno, lo mejor del disco, de lo mejorcito que he reseñado y que no sé si soy capaz de plasmar con palabras. Coge a Rage Against the Machine, coge a una cantante de ópera y haz que la una cante un gol en la prórroga mientras Morello y compañía se rompen el cuello y los brazos a guitarrazo limpio. Lo genial de esta canción es que estos cuatro no son un grupo de epic metal, lo que le da más naturalidad a la conexión. No iban buscando hacer Juego de tronos con guitarras, les ha salido un lanzallamas con tres gotas de gasolina y una piedra de mechero.

 

 

Ahora creo que a lo mejor me he pasado de vehemente. Me da igual. Ese momento Caballé Against the Machine es canela en rama, y si lo escuchas y no se te cae la baba o no empiezas a cabecear como un pirado, que te lleven al otorrino… o a la morgue (chiste de muertos, guiño, guiño). Una banda joven, recién salida del horno, pero que tiene mucho por explorar y los mimbres necesarios como para tener claro que pueden dar algo bueno.

Y ahora sí, por si alguien quiere darles amor online, enlaces de la banda.

 

Facebook: https://www.facebook.com/GrimSwindango/ 

Instagram:  https://www.instagram.com/grim_swindango/

Web: https://grimswindango.wixsite.com/grimswindango  

Youtube: https://youtu.be/5PZ0WxZfoHI

Spotify: https://open.spotify.com/artist/3v7WyjYJLNOrtwsH5AhIt2

 

[divider]GRIM SWINDANGO[/divider]

 

 

 

Grim Swindango – Afterlife

by: Teodoro Balmaseda

by: Teodoro Balmaseda

Escritor de ficción y crítico desde la admiración. Si te gustan mis reseñas, prueba 'Buscando oro' en tu librería o ebook.

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