Llegamos a los 80. La época de los cardados, las hombreras y los calcetines blancos. Una época que ha tenido un merecido revival que quizás ya esté durando demasiado. En los 80 las pantallas de cine y las estanterías de los video clubs (internet, HBO y Netflix ni siquiera existían) se llenaron de asesinos sanguinarios en busca de víctimas. Por suerte, hubo otros creadores como David Cronenberg, Sam Raimi, Neil Jordan o David Carpenter que aportaron nuevos y aterradores elementos.
Viernes 13 (1980)
Siguiendo la estela de Halloween surgieron como setas los slashers con asesinos enmascarados e incluso con su propio día del calendario. Parece ser que se puso de moda acabar con jóvenes que iban de campamentos a dar rienda suelta a sus hormonas. Es singular que esta franquicia fue configurándose sobre la marcha, ya que ni el asesino principal ni su imagen característica aparecían en la primera entrega. El primer film de Viernes 13 era una copia rural de Halloween y no desvelaba la identidad del asesino de Crystal Lake hasta casi el final. Sin embargo, en su última escena nos presentaba a Jason Voorhees en uno de los sustos más recordados de los 80, amén de dejarnos para la posteridad aquello de “Mátala, mamá, mátala”. Jason no deja de ser un remedo de Mike Myers pero con máscara de portero de hockey (a partir de la tercera entrega, en la segunda se cubre el rostro con un saco). Jason es más maligno, implacable, fuerte e inmortal que Mike Myers, si tal cosa fuera posible. Reconozco que estas películas me gustaban mucho de adolescente aunque han envejecido bastante mal. Hasta la sexta entrega creo que estaban entretenidas, a partir de ahí la cosa degeneró rápidamente. La octava entrega (Jason en Nueva York) o la décima (Jason en el espacio) son especialmente cochambrosas. Los desnudos femeninos las escenas de adolescentes «copulando sin temor de Dios» se convirtieron en elementos clave de esta franquicia y en general de todo el subgénero slasher de los 80. Viernes 13 tuvo su remake en 2009, está visto que la originalidad brilla por su ausencia en el siglo XXI.
El resplandor (The shining, 1980)
El maestro Stanley Kubrick dirigió este clásico del cine de terror adaptando libremente la novela de Stephen King dando origen a un film tan hermético como fascinante. El gélido y vacío hotel Overlook es un personaje más de la trama. Para la cultura popular han quedado las fantasmagóricas imágenes de las hermanas gemelas, la mujer de la ducha, la palabra redrum y la cara de Jack Nicholson asomando por la puerta del baño. Tampoco podemos olvidarnos de la aterradora partitura de Wendy Carlos. Comentario más detallado aquí.
La posesión (Possession, 1981)
La posesión es la radiografía de un matrimonio en descomposición que acaba convertido en una orgía de sangre y vísceras. La presencia del muro de Berlín, los increíbles cambios de guión y extravagantes personajes confieren a La posesión un aura de bizarra irrealidad. Gran actuación de Isabelle Adjani.
Posesión infernal (The evil dead, 1981)
Sam Raimi dirigió esta barata película que fue un clásico de los vídeo-clubs de principios de los 80. Todo un festín sangriento que hizo las delicias de los aficionados a las posesiones satánicas y el gore. Originalmente no era tan divertida, pero lo cutre de sus efectos especiales le otorgaron un involuntario tono humorístico. Para los anales del terror ha quedado el Ash Williams interpretado por Bruce Campbell. Ha habido 2 secuelas cada vez más enfocadas a la comedia, un más que aceptable (y repleto de mala baba) remake en 2013 a cargo del uruguayo Fede Álvarez y hasta una serie de televisión (Ash Vs. Evil dead)
Scanners (1981)
El canadiense David Cronenberg ya nos había avisado de su insana concepción del terror con La rabia (a una joven le sale de la axila un pene vampiro que concierte a sus víctimas en rabiosos homicidas), Vinieron de dentro de… (unas babosas penetran en el cuerpo de la gente convirtiéndola en maníacos sedientos de sexo y sangre) o Cromosoma 3 (uno de los films más repugnantes que puedes ver). En Scanners Cronenberg realizó esta interesante historia de telépatas en la que vuelve a fusionar magistralmente la ciencia ficción, el terror y el gore. Ha envejecido mal y se hace algo lenta pero las imágenes de las cabezas explotando siguen siendo impactantes.
Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London, 1981)
Tras el éxito de The blues brothers el irregular John Landis rodó esta actualización del mito del hombre lobo en la que dos turistas norteamericanos sson atacados por un hombre lobo en Londres. Con un humor negro impagable y unos efectos especiales asombrosos (para la época) Landis logró un gran éxito, tanto que fue reclamado por Michael Jackson para que dirigiera el video clip de Thriller. Todavía siguen impactando las transformaciones en lobo del protagonista que le valieron un Oscar al film. La posterior carrera de John Landis es simplemente bochornosa.
La cosa (The thing, 1982)
Tras el éxito de Halloween John Carpenter dirigió en los 80 entre otras La niebla (The mist, 1980), Christine (1983), El príncipe de la tinieblas (1987) y Están vivos (1988). Sin embargo, el mejor film de toda la carrera de John Carpenter fue este remake de El enigma de otro mundo. La cosa es una estupenda película de ciencia ficción y terror que se beneficia enormemente de los impactantes maquillajes y criaturas de Rob Bottin. Sí, tuvo su innecesario remake/precuela.
¿Dónde te escondes, hermanito? (Basket case, 1982)
La cosa se no va de las manos definitivamente. Las películas de Frank Henenlotter son una delicatessen para los amantes del cine de terror más bizarro. Basket case es una enfermiza vuelta de tuerca a la típica historia de la bella y el monstruo. Con esta truculenta historia de dos hermanos siameses en busca de los cirujanos que los separaron Henenlotter se ganó un puesto de honor dentro del cine de culto de terror más casposo. Los efectos especiales eran cutres de narices pero efectivos en cuanto a provocar la arcada. Ojito. El visionado de este film puede ser una experiencia traumática para el espectador. También provocó no pocas arcadas la demencial Frankenputa (Frankenhooker, 1990) una muy libre versión de Frankenstein en la que un joven decide revivir a su novia fallecida usando partes de cuerpos de prostitutas. Imagínate cómo sigue.
La zona muerta (Dead zone, 1983)
David Cronenberg obtuvo su primer gran éxito de crítica y público con esta adaptación del relato de Stephen King. Básicamente es una adaptación del mito griego de Casandra: un dios te otorga el poder de ver el futuro pero otro dios contrariado hace que nadie te crea. El gran Christopher Walken interpreta a un hombre que despierta tras 5 años en coma para descubrir que tiene el poder de adivinar el futuro de la persona a la que da la mano. Con esta premisa Cronenberg realizó su film más comercial y equilibrado hasta ese momento. Gran final.
Nada menos que 3 iconos como David Bowie, Catherine Deneueve y Susan Sarandon en una historia de vampiros a principios de los 80. Además, en los títulos de crédito aparecen Bauhaus interpretando Bela Lugosi’s dead. La moderna dirección de Tony Scott (el hermano malo de Ridley Scott) le dio aspecto de un anuncio de la primera Mtv. El ansia ha envejecido mal pero tiene cierto encanto. Se desconoce el número exacto de reproductores de vhs que se estropearon con la tórrida escena entre Catherine Deneueve y Susan Sarandon.
Pesadilla en Elm Street (1984)
Afortunadamente, Wes Craven cambió de tercio, se pasó al fantástico y nos ofreció otro mito de los vídeo-clubs de los 80: Freddy Krueger. Un asesino del más allá que asesinaba a sus víctimas mientras soñaban y de las formas más originales. La imagen de Robert Englund, con la camiseta, el sombrero y su garra de metal es otro icono del cine de terror de los 80. Reconozco que estas películas me gustaron mucho de crío. Como dato curioso, en el primer film aparecía un joven Johnny Depp (el chico que se duerme sobre la cama de agua). La productora New Line Cinema hizo su agosto aunque la cosa pronto perdió interés. Hubo una horrible serie de televisión, un inevitable remake, y hasta un risible cruce con Viernes 13 (Jason Vs Freddy, 2003). Si el truco de mezclar iconos del cine de terror ya resultó patético en los años 40 cuando la Universal mezclaba a Drácula con Frankenstein, imagínate en el siglo XXI.
Poltergeist (1984)
Steven Spielberg escribió y produjo este film que actualizaba el subgénero de las casas encantadas y apariciones fantasmales. Spielberg dejó la dirección a Tobe Hooper (La matanza de Texas) pero la mano de Hooper se nota bastante poco. Poltergeist tenía escenas aterradoras y fue un gran éxito comercial. “Ya están aquí” y “Carole Anne, corre hacia la luz” son frases míticas de Poltergeist que ya nos avisaba de los peligros de la televisión. Hubo secuelas y circula una leyenda negra sobre la muerte de muchos miembros del rodaje. Todo ello sin mucho interés.
En compañía de Lobos (The Company of Wolves, 1984)
Neil Jordan dirigió esta poética actualización del mito de Caperucita roja. Jordan dotó a la historia de una perturbadora atmósfera e introdujo no pocos elementos novedosos al cuento original: Licántropos, ecologismo, feminismo, sexualidad, etc. Al igual que ocurría con Un hombre lobo americano en Londres las transformaciones en lobo resultaron muy impactantes en su día aunque hoy se han quedado algo anticuadas. A pesar de ello, En compañía de lobos sigue siendo un cuento gótico totalmente recomendable.
Re-animator (1985)
Una gamberrada en toda regla. Brian Yuzna produjo y Gordon Stuart dirigió esta muy libre adaptación de un relato de HP Lovecraft. Hay que ver el juego que da la dichosa jeringuilla con el líquido reanimador de cadáveres, sobre todo cuando cae en las manos equivocadas. La escena final en el depósito de cadáveres es ciertamente grotesca y divertida. El gore más extremo, el sexo bizarro y un humor negro impagable convirtieron a Re-animator en otro clásico de los vídeo-clubs de los 80. Tuvo varias secuelas que no me llamaron la atención.
La mosca (The fly, 1986)
Cronenberg dio mucho juego en los 80. En esta versión del clásico mad doctor de 1958 con Vincent Price, Cronenberg dio rienda suelta a su enferma imaginación provocando no pocas arcadas entre el respetable. Más allá de las secreciones y los vómitos, Cronenberg nos presentó hábilmente la mutación de humano a insecto (lo que la emparenta con Kafka y su Metamorfosis). La mosca es la sublimación de los temas fundamentales de primer Cronenberg: las enfermedades y la carne humana. Jeff Goblum y Geena Davis fueron la sufrida pareja protagonista de esta pesadilla. Tuvo una secuela muy inferior en 1989.
Hellraiser (1987)
El reputado escritor británico Clive Barker se lanzó a la dirección de su propia historia sobre una misteriosa caja capaz de convocar a los cenobitas, unos seres que custodian las puertas del infierno. Buen tema y una inquietante puesta en escena para este excelente primer film. Hasta Stephen King elogió a Barker y a Hellraiser. Además nos dejó a uno de mis personajes favoritos del cine de terror de los 80: Pinhead (Doug Bradley). Tras el éxito de Hellraiser, Barker también dirigió la interesante Razas de noche (Nightbreed, 1990). Lamentablemente, Hellraiser inició una interminable saga que no supo aprovechar ninguna de sus posibilidades. Tras el segundo film (Hellbound: Hellraiser 2) la británica New World Pictures quebró y los derechos cayeron en manos de la estadounidense Dimension films, lo que acarreó una notable pérdida de calidad a partir de la tercera entrega (Hellraiser 3, Hell on earth) amén de trasladar la acción de Gran Bretaña a Estados Unidos. Una pena que una franquicia con tantas posibilidades y un arranque tan prometedor cayera en unas manos tan ineptas. Cuando Doug Bradley abandonó la franquicia (tras la octava entrega: Hellraiser: Hellworld) hacía tiempo que las películas de esta saga se estrenaban directamente en vídeo. Supongo que Bradley se cansó de interpretar diálogos ridículos en tonterías de ínfimo presupuesto. Sirva como ejemplo la ridícula premisa de Hellraiser: Hellworld: los cenobitas se apoderan del ciberespacio. Sin comentarios. Se ha comentado mucho en los últimos años que se podría preparar un remake en condiciones que hiciera justicia a la franquicia, pero en vez de ello en 2018 se lanzó la enésima entrega Hellraiser: Judgment.
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