-Eh, oiga, usted. Disculpe caballero.
-¿Es a mi?
-Si claro. ¿Hay alguien más por aquí que diga que habla de música en una revista?
-Vale. Pillado. ¿Entonces por qué cojones me llama caballero?
-No preferirás que te llame borracho de…
-Eh, relájate amigote. ¿O quieres que te tatué en la frente las putas calaveras que llevo como anillos?
-Ok, Ok, perdón. Creo que me he venido arriba
-¿Qué quieres?. Rápido, claro y conciso.
-¿Cuando piensas escribir sobre «Flesh & Blood» de Whitesnake»?
-Mmmmmm ¿no lo hice ya?
-Pues no. Puto va…
-Shhhhhhhh que te pongo el ojo como el punto lila ese del festival aquel. Ahora me pongo.
Bueno, pues después de esta dramatización, cuyo cualquier parecido con la realidad no sabría deciros si es cierto o no, me doy cuenta de que no había escrito sobre lo último que ha lanzado al mercado, hace ya un puñado de meses -si, ya lo se- mi querido y adorado David Coverdale. Habrá que poner remedio, ¿no?. A estas alturas del partido y teniendo en cuenta como está el jodido negocio de la música, no creo que ninguna banda salga con la presión de tener que repetir ventas, no digamos ya millonarias. Y además cuando hablamos de un tipo como David Coverdale con un curriculum que ya quisiera más de uno y con la cualidad de ser el vocalista más sexy que jamás ha conocido el hard rock -si, soy un puto fan, ya lo reconocí más arriba- encima tiene ganado ya mucho. Eso si, tampoco nos vamos ahora a conformar con lo primero que le pase por la cabeza. Una calidad se le exige si o si. Y si tenemos en cuenta en la guitarra con Reb Beach, un tipo que yo tendría en mi equipo siempre. Además del incansabe T. Aldridge a la batería.
El disco comienza con el riff marcado de «Good to see you again». Poderoso. Puro hard rock de la serpiente blanca. Digamos ya antes de seguir escribiendo que a mi este disco de Whitesnake me gusta mucho. Y que además es un disco que necesita de paciencia, esa que se ha perdido con la inmediatez de los tiempos que vivimos, porque si les dedicas escuchas vas descubriendo más y más cosas en él. «Gonna be alright» tiene ese rollo Led Zep que a David tanto le mola. Hay quien no quiere oir hablar de «1987». Yo que disfruto más de la primera época pero que me quedé prendado también de la segunda solo os puedo decir que «Shut up & kiss me» tiene de ambas. De esas canciones que te la ponen en el garito y terminas puño en alto. «Hey you (you make me rock)» presume de riff. No se complican estos Whitesnake del Siglo XXI en canciones complejas ni falta que les hace. Reconozco que la estrofa no es de mis favoritas pero el estribillo lo arregla. Y el riff amigos, el riff.
Me encanta «Always & Forever». Si Coverdale ha mostrado su amor por Phil Lynnot a los cuatro vientos ahora lo hace en forma de canción. Ese riff suena a Thin Lizzy que enamora. Y encima la estrofa a los Whitesnake pre 1987, que también tenían su influencia de los Lizzy presente. «When I think of you (color me blue)» es un medio tiempo en el que si tengo que decir que queda muy por detrás de otros que tiene Whitesnake. Podría colarse tranquilamente en un disco como «Restless heart» aunque aquel los tenía mejores. Todo no iba a ser perfecto. «Trouble is your middle name» es muy Whitesnake en cuanto a título y tiene ese regustillo blues antes de lanzarse a un hard rock poderoso e incendiario. «Flesh & blood» es puro hard rock clásico, como Whitesnake en si mismos. Disfrutalá, en serio. «Well I never» presume de poderío y coros. Riff y melodía. Los Whitesnake mas Frontiers.
El tiempo no perdona, y a las gargantas menos, evidentemente. Pero un gran vocalista es aquel capaz de a pesar de todo poder ofrecer una interpretación que te haga pensar, ¡ufff que grande es este tío!. Pues eso es «Heart of stone». Whitesnake nos ofrecen su faceta más canalla, más hard ochentera con «Get up» y ese ritmo a lo Dave Lee Roth con coros a lo Winger. «After all» es una balada que destaca especialmente y sobre todo por la belleza de la guitarra porque la melodía de voz no me termina de convencer. Vamos David, pega caña. Y suena «Sands of time» que pone punto y final con ese rollo oriental que se marca. Un muy buen disco de Whitesnake, al que seguramente a algunos les sabrá a poco y otros disfrutarán al máximo. Yo con David Coverdale me cuesta ser objetivo, lo siento. A mi me encanta «Flesh & Blood»
Adoro a Whitesnake, pero nuestro amigo Coverdale no está ya a la altura vocalmente, esa es la triste realidad de este disco. Hay buenas canciones pero la voz forzada y con efectos… Si no parece él!!