¿Cual es el nivel actual del heavy metal?. No os voy a dar mi opinión, al menos por hoy. Sin embargo os animo a que lo expreséis bien en los comentarios a esta reseña en la revista o a través de las redes sociales. Quizás yo pueda tener una visión sesgada. Marcada por el contacto con las bandas. Influida por el sentimiento. Por eso os reto a vosotros, a los que seguís al pie del cañón a levantar la voz y contar si vivíamos mejor en el pasado. Si son los viejos guerreros quienes mantienen fuego el vivo o si por otro lado, contamos con una generación de bandas más actuales que pueden perpetuar esa marca de Caín llamada heavy metal. A los que decidisteis hace tiempo dejar de lado el heavy metal, o quizás nunca lo considerásteis, también os animo a decir por que, a razonar la intención que os acompaña. Mientras os pensáis si perder unos minutos en contestar esa simple pregunta busco entre mis cds. Hay muchas novedades, obviamente. Pero por supuesto después de un puñado de años enganchado al rock, épocas pasadas gozan de abundante representación. Como sucederá con la mayoría de vosotros, nada especial a babor o estribor. Mira. Este me gusta mucho. Recuerdo a final de los ochenta cuando la factoría de Mike Varney aprovechó la pasión desmedida por los guitar heroes y comenzó a editar discos donde sus guitarristas destacaban de manera abrumadora. Quizás los más representativos eran solistas como Vinnie Moore, Joey Tafolla, Tony McAlpine. Todos siguiendo la estela ganadora y revolucionaria que supuso Joe Satriani. Si hablamos de bandas, el top sería para Cacophony con Marty Friedman y Jason Becker. No olvidemos a los Racer X de Paul Gilbert, que se acompañaba de los no menos fabulosos John Alderete y Scott Travis.
Todos esos discos, bien de guitarristas mostrando cualidades, o de bandas de heavy metal americano dotadas de muchísima técnica nos llegaban a Europa via Music for the nations que poseía la licencia para editar en el viejo continente los discos que lanzaban Shrapnel Records. Como decía, saco de la estantería este lanzado en 1988 porque personalmente siempre me gustó muchísimo. Lo pillé en Barcelona a principio de los noventa en uno de mis viajes por aquellos lares, que en esa década fueron muchos.Tony Fredianelli era el lead guitar de la banda, el encargado de los solos rápidos y veloces. Escoltado por Chip Chrovian como guitarra rítmico. Steve Plocica a las voces, Al Rumley al bajo y Mike Poe (fallecido en 2015) a la batería conformaban la alineación titular que grabó este disco, «The Eues of time» producido por Marty Friedman. Apocrypha era la banda. Aunque ya lo habreis visto en el título de la reseña, lógicamente. Lo suyo era un heavy metal veloz, potente, que no llegaba al speed ni a atravesar las fronteras que lo hiciesen navegar por el thrash metal. En aquellos días, a gente como ellos o Vicious Rumors yo les llamaba power metal. No solo yo. Nada que ver con lo que resurgió cual Ave Fenix desde Europa diez años después. Ni de lejos.
La banda se formó en Las Vegas un año antes de grabar el disco. Y ese mismo año lanzaban su primer álbum «The Forgotten scroll». Aprovechando las circunstancias y que sellos como el propio Shrapnel Records u otros como Megaforce Records del inolvidable Jon Zazula pegaban un empujón importante a la escena metálica, después del éxito conseguido -en esos años 87/88/89 comenzaban a despegar- del Big Four, lo que permitía que otras bandas encontrasen contrato con más facilidad que apenas un par de años antes.Tan solo un año después, en 1988 salía este «The eyes of time» son nueve canciones de riff poderosos y una batería que marca los tiempos añadiendo un plus de velocidad. La forma de cantar de Plocica es muy típica de los vocalistas de heavy metal de los States de aquellos tiempos. Hablamos de unos días donde salían por aquellas latitudes discos enormes como «Thundersteel» de Riot por ejemplo. Siempre una pizca de velocidad mayor que el heavy metal europeo, que siempre fue un poco más «oscuro» y entended por que entrecomillo el adjetivo. Puro heavy metal, de ese que al menos a mi, no me cansa nunca. Apocrypha, como tantos otros, igual que apareció se desvaneció, no si antes dejar otro disco en 1990 titulado «Area 54» además de algunos cambios en la formación original. De los tres, «The eyes of time» sigue siendo mi preferido.
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