Ando de una punta a otra de la ciudad. A veces me gustaría que las cosas fuesen distintas. Es el instinto. Tal vez no. ¿Donde te gustaría ir de viaje?. Señalan puntos en el mapa. Yo miro más allá del Océano. Me atraen los States. New York es la meca en la que un día perderme entre sus calles, sus historias, su ying y su yang. Pero también el sur. Tomar una copa en un club mientras una banda habla de historias sobre cosechadoras y alambiques. Luego en otro escuchar a aquel viejo negro cantar un blues recordando que al final los tiempos cambiaron pero no lo suficiente. El flequillo de Trump augura tormenta. No penséis que en el resto no se cuecen habas. Aquí hay para todos. ¿Donde están tus raíces?. En cualquier maceta. Es decir. Donde las quieras plantar para que crezcan siempre que las riegues. Las naciones son dibujos en mapas. Y las banderas no llevan botones para poder desabrocharlas y dejarlas colgadas en un percha. El horizonte jamás distinguió entre idiomas. Para eso siempre habrá alguno universal con el que sentirte como en casa.
Abro la ventana. Dejo escapar los acordes que sobreviven dentro de este nuevo lanzamiento de Smooth Hound Smith. Portada sobria pero que dice mucho. Aunque a primeras no lo pueda parecer. En unos días «Dog in a manger» estará a la venta. Al alcance de la mano. De momento yo ya lo disfruto en mi equipo. Bebo sus vientos. Smooth Hound Smith son Zack Smith y Caitlin Doyle Smith. Pareja sobre el escenario y fuera de ella. Comparten canciones y vida. Que al final viene a ser lo mismo. Este tercer disco está marcado por la muerte del padre de Zack. Estos hechos les llevaron a seguir mirando adelante pero despegándose del pasado en lo que respecta a los negocios, tomando las riendas y siendo Zack quien llevara el peso de las composiciones de este muy buen disco. ¿Cómo definir a Smooth Hound Smith?. ¿Cómo suena este «Dog in a manger»?. Lo sencillo es tirar del término Americana, porque al fin y al cabo, teniendo en cuenta en el cajón de sastre en que se ha convertido, les viene como anillo al dedo.
Podemos encontrar ese sentimiento de afectividad que rezuma el disco, como en la inicial «Life isn’t fair» para posteriormente dejar brotar las guitarras rockeras de «One in the morning» y su aroma sureño. Zack se erige en protagonista absoluto, no en vano antes de la entrada de Caitlin, era una one man band. Caitlin con sus percusiones y coros le da ese toque que enriquece más aún las canciones que nos ofrecen en este tercer disco Smooth Hound Smith aunque también asume protagonismo en las voces en «Waiting for a spark». «Dog in a manger» no necesita encasillarse en una sola forma de entender la música para dar muestras de su sonido. Bebe sin complejos de todo aquello que es capaz de transmitirle y lo lleva a sus canciones. Ya sabéis que la música es sensaciones y la que a mi me llega a pesar de ello es la de vitalidad y un optimismo final. Un disco de esos que cuando lo pones en el coche olvidas los kilómetros y deseas que no acabe nunca la carretera. El año que viene tienen gira europea. Crucemos los dedos.
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