¿Qué hago yo hablando de un disco de Pet Shop Boys en una página que se llama Rock the best music? No lo tengo claro, la verdad. Puede sonar a provocación pero en mis años mozos no me interesaba el rock. Ese heavy de los años 80 no me decía nada, lo siento. A mis 13 años yo era fan de The Cure, Depeche Mode, Prince y U2 pero por Pet Shop boys sentía una especial debilidad. Neil Tennant y Chris Lowe apostaban más por los clubs que por los directos a la vez que se mofaban de las imágenes estereotipadas del mundo del rock. Ciertamente, no les falta algo de razón. Se han cumplido 30 años de la publicación de Introspective y no he podido evitar acordarme de cuándo este tipo de electro pop me tenía hechizado ni cuando me compré la cassette en El Corte Inglés acompañado por mi abuelo.
Publicado en Octubre de 1988 cuando PSB estaban en la cima de su popularidad a nivel mundial, Introspective era un LP luminoso y vital. Formado por 6 cortes destinados a las pistas de baile, las canciones están presentadas en versiones extendidas. No pasemos por alto que las versiones maxi single para discotecas eran algo muy de moda en aquella época y PSB ya habían publicado un disco de remezclas (Disco) de su primer LP (Please, 1986). Ahora repetían la jugada pero con 2 temas no editados previamente, una versión inédita y 3 versiones largas de temas ya conocidos.
Sorpresivamente, Introspective se abría con una orquesta sinfónica y voces de una cantante de ópera. Left to my own devices es un ejercicio magistral de pop operístico. Más allá de la inexpresiva voz de Neil Tennant y una letra de lo más indescifrable que unía al Che Guevara con Debussy en un mismo verso, Left to my own devices es la perfecta fusión de pop y ópera. La orquestación es fantástica y demuestra la ambición del dúo. Todo ello está producido por el gran Trevorn Horn, miembro de The Buggles (los de Video killed the radio star en los que también estaba Hans Zimmer) y The Art of noise. Horn pasaría a formar parte de Yes y a producir a artistas como Frankie goes to Hollywood, Seal o Simple minds. Los propios Pet Shop Boys confirmaron que las voces del tema se grabaron en 1 día pero acabar Left to my own devices les llevó varios meses de trabajo. El resultado no pudo ser mejor.
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I want a dog empalma excelentemente con el final de Left to my own devices, una tormenta abre paso a las bases pregrabadas de esta cara B ahora mejorada y extendida. Neil Tennant canta con gran sentimiento una letra de lo más banal sobre la soledad. Los solos de piano y clarinete suman puntos a este buen tema de base house. La cara A (hubo un tiempo en el que los discos tenían caras A y B) terminaba con el synth pop con toques latinos de Domino Dancing en su versión extendida. Básicamente era igual que la versión single que estaba copado las listas de éxitos pero ampliada con una apoteósica parte final a base de scratchs y efectos de todo tipo. Sigo pensando que esta versión es de lo mejor que PSB han publicado en toda su carrera, por el sonido y la instrumentación utilizada. Eso sí, la idea de insinuar en el vídeo que los dos protagonistas del mismo eran gays produjo el rechazo de muchas radio fórmulas norteamericanas, lo que provocó que PSB dejaran de ser un grupo de éxito masivo en USA. Así eran las cosas en la tierra de la libertad.
La cara B se iniciaba con I’m not scared, una revisión del tema que habían cedido el año anterior al grupo Eight wonder de Patsy Kensit. Los arreglos orquestales y los sonidos tomados de las revueltas de mayo del 68 hacen ganar enteros al corte. Sigue el que tema con el que habían sido número uno en las listas británicas en las navidades de 1987, su versión de Always on my mind/in my house. Lo que por muchos fue tomado como una ofensa en su día (convertirlo en un tema bailable un éxito tardío de nada más ni nada menos que Elvis Presley) se convierte aquí en un sacrilegio aún mayor al incluir sonidos house y hasta un rap. La parte inicial despojada de loops y teclados permite escuchar mejor la sentida interpretación de Tennant aunque el interludio se hace algo pesado hasta que el tema explota en un éxtasis dance. El disco se acaba con It’s alright, un cover del grupo de house Sterling Void y el más flojo de todos. Otra vez producido por Trevorn Horn, sus 9 minutos suenan algo dispersos. Me resultó mucho más interesante la versión single que editaron ya a mitad de 1989 con un sonido totalmente renovado y una duración más ajustada.
Debo reconocer que han pasado 30 años y algunos temas me siguen pareciendo geniales, frente a otros discos de los años 80 que han envejecido bastante mal, Introspective sigue sonando fresco. Desde luego que en mi vida llegaron posteriormente otros estilos musicales y artistas que me sedujeron sin remedio pero debo admitir que cada cierto tiempo vuelvo a escuchar con sumo placer estos primeros discos de Pet Shop Boys con los que crecí.
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