Tras años aceptando encargos, parece que al fin Spike Lee ha recperado el pulso. Esta historia de un negro y un judío infiltrados en el ku klux klan a finales de los 70 nos devuelve al mejor Spike Lee, el Lee reivindicativo y activista contra el racismo, el Lee cabreado con ganas de denunciar décadas de abusos hacia su gente.
Está visto que la presidencia de Donald Trump ha servido de revulsivo para que Spike Lee retome el tema del racismo que ha inspirado sus mejores trabajos. Ya desde la primera escena con Alec Baldwin encarnando a un líder supremacista ario nos viene a la mente la figura del actual presidente de EEUU. No olvidemos que Baldwin se ha hecho muy popular por sus imitaciones de Donald Trump en el Saturday Night Live. Blakkklansman es un film que cumple a la perfección su misión de entretener y denunciar. El guión se hace ameno y los actores cumplen sobradamente. Más allá de lo peculiar de la historia real en la que se basa, el film funciona a la perfección y se agradece esa mezcla de ironía y humor que sobrevuela buena parte del film. Lee no pierde oportunidad de criticar a las autoridades o incluso a Hollywood al incluir los detalles racistas de Lo que el viento se llevó (1939) o denunciar el mensaje de El nacimiento de una nación (1915) de D.W. Griffith (un film de innegables valores artísticos pero de un deplorable mensaje racista). Lee se queda a gusto a la vez que entrega un film muy ameno. Reconozco que pasé un muy buen rato con esta película que no ha inventado nada pero que me parece más que recomendable. Debo destacar el trabajo de John David Washington (algo más que el hijo de Denzel Washington) y Adam Driver (mucho más que Kylo Ren). También me sorprendió el trabajo de Laura Harrier (Spider-man: Homecoming).
Solamente en su tramo final Lee inclina la balanza hacia el mensaje político en detrimento del ritmo. Usa recientes imágenes reales que evidencian todavía queda mucho trecho por recorrer y que en algunos aspectos estamos retrocediendo. Esta obsesión por concienciar lastra un poco el ritmo pero no puedo negar que cumple su cometido. Los títulos finales con Prince (que era amigo de Spike Lee) cantando Mary don’t you weep me puso los pelos como escarpias. Por cierto, me gustó mucho la banda sonora de Terence Blanchard, apuesto por ella para el Oscar.
Lo dicho, uno de los joints más redondos de Spike Lee en mucho tiempo.
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