Todos, o al menos una gran mayoría, creemos en el poder de la música. Seguro que si os preguntase a cada uno de vosotros por algún momento de vuestra vida que esté vinculado a una canción, un disco o un concierto, me responderíais con esa ilusión y ese brillo en los ojos tan reconocible como precioso.
Y es que es innegable que la música produce tal efecto. Nos acompaña a lo largo de nuestras vidas aportando esa melodía que da sentido a nuestros sentimientos. A nuestros recuerdos. Bueno, dicho esto, vamos a hablar de una noche que seguro será un recuerdo para todos los que la compartimos.
La madrileña sala Sound Stage fue el lugar elegido para que comenzase la gira europea de Don Broco, gira en la que presentaban en directo su último disco Technology (para servidor, uno de los mejores discos del pasado año 2018). Pero no se encuentran solos en esta empresa, los suizos Dreamshade les acompañan. Lo cual configura un tándem más que compacto.
Durante media hora, Dreamshade llevó a cabo una actuación precisa y medida que para nada estuvo exenta de intensidad y sentimiento. Haciendo un metalcore con pasajes melódicos a la altura de bandas señeras del género. Salir a escena sin bajista (desconozco el motivo) no fue impedimento para que defendieran su propuesta sobradísimos de técnica y, sobre todo, de actitud, como pudo constatarse a la hora de presentar su último single “Question everything”.
Acto seguido, Don Broco se pusieron bajo los focos. Comenzando, sin contemplaciones, con dos de las piezas más movidas de su último disco, como son “Come out to LA” y “Pretty”, y con ellas marcaron la constante durante aproximadamente hora y media.
A lo largo de todo ese tiempo sonaron bastantes de los temas que componen Technology, dos de ellos, “Tightrope” y “Got To Be You”, tocados por primera vez en directo en Madrid. Lo cual hizo que la noche fuese más que especial. También quedó lugar para temas de sus anteriores trabajos: Automatic, de las que sonaron el tema homónimo junto con “Superlove”, “Money Power Fame”, “Nerve”, “Keep On Pushing”, y “You Wanna Know”; y “Priorities” de su primer disco, igualmente titulado.
Del aspecto técnico no puede decirse nada malo, la gran calidad musical que desprenden sus miembros está lejos de toda duda. Pero si algo hizo la noche especial (más que especial, como se ha señalado en el párrafo anterior) fue el ambiente que se respiraba. Si la banda salió al escenario motivada, encontró en el público la horma de su zapato. La audiencia no dejó de saltar, gritar, disfrutar, cantar, bailar y disfrutar con todas y cada una de las canciones. Temas como “Everybody”, “Greatness” y “The Blues” hicieron que la gente enloqueciese. Y, a lo largo de las intervenciones con el público, Rob Damiani no dejaba de manifestar cómo de única estaba siendo esta noche. Para terminar, “T-Shirt Song” nos dejarón con esa sensción en la que no quieres que la fiesta termine.
He comenzado esta crónica hablando del poder de la música, no ha sido por rellenar ni por quedar bien. He recurrido a ello porque lo he vivido de nuevo hace pocas horas. Mirase donde mirase la gente cantaba, bailaba, gritaba, saltaba y, ante todo, sonreía. Todos, Don Broco y el público, teníamos una sonrisa en la cara. Sonrisa que aún soy incapaz de borrar mientras tecleo estas palabras y escucho su música en el ordenador.
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