Rod Stewart no tiene nada que demostrar desde hace años. Simplemente con su carrera junto a los Faces y sus primeros trabajos, ademas de poseer una voz única y personal junto a su simpatía que es difícil que le caiga mal a alguien, hace que el bueno de Rod lance discos del estilo que le viene en gana.
Blood Red Roses viene enfundado en un aportada que no se sabe si es de buen gusto o una cosa hortera digna de los mas excéntricos british. La voz sigue siendo la misma, no cambia, rasposa, caliente como pocas, embriagadora, pero tras soportar los dos temas iniciales de una calidad mas que dudosa, nos topamos con el típico medio tiempo que servirá como banda sonora para cualquier blockbuster de lagrima facilona donde dos viejos amigos se vuelven a encontrar. El disco transcurre bajo el manto de bases programadas, algún que otro toque céltico, y nuevamente un par de baladas para tararear en un pub tras ingerir unos cuantos litros de cervezas.
Rod sigue en plena forma, lastima que el mal gusto esté por encima de aquellos tiempos donde cualquier cosa que saliera de esa garganta privilegiada era como oro liquido. ¡Qué alguien al estilo de Rick Rubin coja a este falso escoces por banda y le haga cantar un cancionero a su altura!
Es verdad que la mayoría son temas originales salvo tres versiones y que aborda temáticas muy personales. Pero este es el 30º álbum como solista de Rod Stewart, y , lo siento, este Blood Red Roses no esta a la altura de la leyenda, y al final acaba resultando una mezcla de pop rock, soul y baladas almibaras con edulcorante caducado.
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