Jonathan Wilson es un artista con un par de “cojones,” cosa que hoy en día se ve poco en un mundo en el que, tanto en el panorama musical como en el día a día, abundan más los bocazas y los fantasmas.
Wilson podría haber vuelto a repetir la misma formula ganadora del cantautor pseudo hippie con un disco de emanaciones setentera y salir por la puerta grande aplaudido por la facción mas conformista de sus fans. Pero no, el chaval se la trae floja los talibanes musicales, los obtusos de tímpano y los comedores de ajo crudo, y se saca un discazo de su chistera donde, sin dejar atrás sus gustos personales, le da un enfoque mas del siglo XXI arriesgando con sonidos a veces electro espaciales, pero siempre guardando el lado romántico y de épica bohemia.
Rare Birds se lanzó el 2 de marzo con contribuciones del Father John Misty , Lucius, Lana Del Rey y Laraaji, un maestro de la New Age, con eso lo digo todo! Al bueno de Jonathan se le antojó dejar de lado un poco el imitar el sonido de Laurel Canyon y con su cuarto disco (si son cuatro, que leo por todas partes que solo tiene tres discos y es un grave error, su primer trabajo; Frankie Ray es una maravilla) demuestra que es algo mas que un simple músico del montón, que por si fuera poco su amplitud de miras se acaba de unir a la banda de Roger Waters.
Este nuevo trabajo es más de los 80 que de los 70, lo lamento por los que no ven mas lejos que su napias, pero el cambio de formas es extenso musicalmente y rico en aires cósmicos, simplemente se pasea por otra galaxia. Trece canciones son las que hacen de Rare Birds una obra sola ambiciosa con maravillosas armonías que te atrapan cercano a The War on Drugs, Wilco, pero con algo de un Gordon Lightfoot del siglo XXI, y eso amigos es un regalo del cielo que no hay que desperdiciar. Hasta la horrible portada va tomando un aire a majestuosidad a medida que uno la observa con atención y sin prejuicios.
Rare Birds es un tapiz persa elaborado con habilidad a base de temas de seis minutos como media y que a cada escucha se convierte en un disco imprescindible para comprender el rock de ahora de calidad.
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