Un par de discos editados , el primero con la colaboración de una de las leyendas de este tinglado como es Brian May, avalan la trayectoria de MOMO que ahora se nos presentan con este «Pequeño acto de rebeldía, muerte y posterior resurrección» (no está nada mal el título…), su tercer trabajo que a lo largo de sus cincuenta minutos divididos en tres actos, muerte, revolución y resurrección, la voz y el piano de Momo Cortés, acompañado de una formación clásica con guitarras (Batiste Bosch y Javi Castro), bajo (Diego Miranda) y batería (Óscar del Ramo), se encargan de transitar por esas sendas cargadas de Rock clásico que tanto nos gustan.
La dupla «Enemigo fiel» y «Hambre de poder»forman una más que notable manera de afrontar el inicio de este este viaje. El grupo se nos presenta contundente con un magnífico trabajo a cargo de la base rítmica junto a una omnipresente guitarra de Batiste, encargados de acompañar a un Momo que ya empieza a dar una primera muestra de lo que nos espera, y es que es tras ese inicio acústico de «Perdido», es cuando piano y voz se funden en plan estelar en uno de los grandes momentos del disco. «No aguantaré» viene a romper el lamento para ofrecernos una buena dosis de rock, no en vano ella pertenece al acto denominado revolución, mientras que la anterior se enmarcaba en el de muerte. Y es ahí donde vuelve a llevarnos «A quien creíste querer», que siguiendo la estela de «No aguantaré», piano y voz, siempre acompañados de las omnipresentes guitarras (magnífico sólo intermedio), vuelven a tomar el protagonismo. Quizás será por casualidad, pero a uno no le extraña que May se fijase en este tipo, y es que, salvando las distancias, claro está, por ahí en algunos momentos se nos aparece la alargada sombra del más grande.
Los toques funk «Después de caer», primera aproximación a resurrección, y el nuevo paso por la muerte, si bien está vez sin los lamentos de sus dos predecesoras, mediante «Caída libre», se encargan de abrir la que podríamos denominar parte final de este trabajo. El cambio de registro de «Sobreviviré» ya nos indica que el disco acaba de dar un notable giro, que nos acabará desembocando en ese magnífico final de algo más de nueve minutos que nos plantea «Canción de resurrección». Algo más de nueve minutos con la que el grupo se encarga de dejar bien claro que lo suyo es de un nivel merecedor de un mayor reconocimiento. Algo más de nueve minutos donde se dejan ir, y si bien a lo largo de los cuarenta minutos anteriores no habían bajado del notable, es aquí, bajo el manto de esa especial atmósfera creada por Mercury, May, Deacon y Taylor, consiguen traspasar la barrera del sobresaliente. Y por si fuera poco el disco se nos presenta acompañado por un DVD que recoge un concierto acústico grabado en la Sala Tarambana de Madrid.
Yo tuve el inmenso placer de asistir a la presentación en Barcelona y si el disco te deja impactado el directo más…esta formación se entrega en cuerpo y alma les deseo lo mejor fantástico trabajo