Aún recuerdo cuando pillé el primer disco de Jorge Salán, fue como «wow, ¿has escuchado como toca este tío? ¿pero quien es?, ni idea, pero escucha macho…, rápidamente su nombre comenzó a correr de boca en boca, y bueno el resto ya es historia. Sus discos en solitario, su entrada en Mago de Oz, su guitarra al servicio de grandes músicos internacionales y nacionales… y mientras tanto, su amor por el blues reflejado con sus discos con The Majestic Jaywalkers. Debo de decir que a mi Salán siempre me recuerda (y las comparaciones sobran o eso dicen) con Gary Moore, no tanto por su sonido como por esa escuela de hard rock y blues que atesora, y que siempre le hace aparecer como un guitarrista de hard rock volviendo a las raices del movimiento. Ahora se nos presenta con este dvd en directo grabado en la madrileña Sala Changó, un fantástico artefacto, grabado con ocho cámaras que va enriqueciendo con detalles un muy buen concierto en el que el guitarrista, arropado por una banda colosal va dando muestras de su buen hacer, a veces siguiendo el guión original de las grabaciones, otras dejándose llevar y poniendo su grano personal.
Comienza con las pantallas haciendo un recorrido de la vida musical del guitarrista para rápidamente entrar en acción. Ya sabéis que el repertorio se nutre de clásicos imprescindibles del blues, pero aún así, jamás me canso de escuchar canciones como «The thrill is gone» que por cierto suena imponente en manos de Salan. Vistas del público, entre el que reconozco caras conocidas, imágenes aéreas y lo más importante, una banda que demuestra que sobre las tablas se convierten en gigantes a los que es complicado hacer sombra. Suenan «Leave my girl alone» con un gran solo de guitarra, «Key to love», «Going down»… Salán interactua con la audiencia, sin discursos no necesarios, sin frases tópicas mil veces repetidas, deja que los instrumentos hablen una y otra vez. Nunca puede faltar Hendrix si hablamos de un guitarrista, eso es algo que hemos escrito con sangre una y otra vez, así que suena «Fire» mientras Salán pregunta si hay algún seguidor del Dios de Seattle entre el público.
En formato acústico recupera «Face to face» de su primer disco, si, ese del que os hablaba al principio de la reseña, feeling y clase por bandera. Se desmelenan y suenan los Stones, la gente grita mientras la guitarra marca el riff de «Doom and gloom». Vuelta con otro clasicazo de esos que no me canso de escuchar «Born under a bad sign» con una guitarra poderosa y un teclado maravilloso. No podía faltar «The sky is crying» acompañada de las palmas de la gente. Otra sorpresa, «Subsuelo», canción que Salán escribió con Miguel Ríos y que suena en esta noche madrileña registrada para la posteridad. La fiesta va llegando a su fin, pero para que no decaiga, ¿conoceis alguna canción mejor que «Rocking all over the world»?.
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