Por fin, ha tardado, pero ya ha llegado el que va a convertirse en el último gran disco del año 2017 en sonidos de color . ROBERT FINLEY , el viejo bluesman de Alabama que en el 2016 dejó todo un señor debut Age Don’t Mean A Thing de la mano de Jimbo Mathus regresa para alegrar el año con GOIN’ PLATINUM! , esta vez con los mandos a la producción de Dan Auerbach de los Black Keys.
Robert y Dan llevaban tiempo colaborando juntos desde que sus caminos se juntaron y Dan le convenció para participar en su proyecto de novela gráfica bajo el titulo de Murder Ballads . De la citada colaboración vino la esperada continuación ya en usual formato musical en forma de GOIN PLATINUM , el auténtico segundo lp de Robert Finley que es lo que me traigo entre mis nerviosas manos . En primer lugar señalar que como está Dan al mano se nota y mucho su mano en la producción, por lo menos en lo que a él respecta de un tiempo a esta parte con ese regusto por lo retro, pero al mismo tiempo limpio en sonido lo cual significa que no esperen un trabajo lleno de sonido a disco de pizarra o a tugurio bluesero ni blues tocado a la fresca del porche de la casa, sino más bien blues y soul de alta fidelidad con sonido pulcro y excelso muy apto para cualquier oído. Lo cierto es que más que blues hay mucho soul sureño pues casi todo el lp esta bajo el influjo del alma soul. Claro está que la voz de Robert con esos desgarros está destinada a meterse de lleno en esas tesituras como ya deja claro el inicial «Get It While You Can», un fantástico cruce entre la voz de Otis Redding y los arreglos sensuales de Tom Jones.
«If You Forget My Love» es puro y santificado soul para jukebox por ese ritmo tan Sam and Dave propio de la Stax ; «Empty Arms» , es la clásica balada que te deja muerto que Dan la adereza con unos arreglos un tanto pop muy vistosos que uno ya la imaginaba en manos de un grupo de chicas de la Motown; «Medicine Woman» es más retro soul que podría haber salido de la factoria daptone , «Holy Wine» es una auténtica sorpresa, pues uno se queda de piedra al constatar como Robert se lanza a por un falseto a lo Al Green de muerte. Digamos que la parte del lp más cercana al blues rebosa vitalidad ya que como imaginaba que Dan iba a hacer , dado su último cariz pop de su obra ,dirige las miras hacía la parte más jumping o juguetona del estilo como en Three Jumpers , o con esos pianos y coros en «Real Love is like Hard Time» y sólo en «You Don’t Have To do Right» se sacan a pasear las acústicas aunque con matices ya que pronto un piano boogie te lleva a la fiesta.
Dan y Robert han apostado sobre seguro al no dejar demasiado lugar a lo crudo o de raíz tanto por la forma de las canciones como en la producción pero lo que se pudiera haber perdido de autenticidad se gana en regalías de entretenimiento y disfrute.
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