Hay bandas que ciertos méritos o reconocimientos se los han ganado por su constancia y su lucha. Y su calidad, no jodamos la marrana, que el chovinismo es gratuito y sobra, el apoyo a las bandas de un lugar concreto debe estar justificado en primer lugar por el contenido de su obra y de eso, sin lugar a dudas, los vizcaínos Vhäldemar tienen de sobra como llevan demostrando muchísmos años. Aparecidos a finales de los 90 por obra y gracia de Pedro J. Monge y Carlos Escudero, no es hasta 2001 cuando graban su primera demo que les lleva a su primer disco en 2002 que fue lanzado por casi todo el mundo. Eran los tiempos del renacimiento del heavy metal gracias a la constancia de Gamma Ray y de todas esas bandas de heavy y power que se lanzaron en una turbulencia de sonidos e imagen similar. Mucho ha llovido desde entonces, grandes críticas a sus discos, actuaciones en festivales, compartir escenario con grandes bandas… y sobre todo, mucha lucha y seguir al pie del cañón, lo que nos lleva hasta este nuevo disco, «Against all kings«, editado hace unas semanas y que les vuelve a poner en la punta de lanza no solo del heavy metal hecho en este país, sino que les permite codearse (como llevan mucho haciendo) con los que dominan el mercado internacional.
Permitidme que comience la crítica señalando esa impresionante portada que da vida a este «Against all kings«, un grandísimo trabajo gráfico que hace honor a lo que te vas a encontrar una vez pulses el play y este nuevo disco de Vhäldemar suene a todo volumen. Suena «Metalizer» y no puedo evitar pensar en Accept con esos coros y a la vez algún guiño a los Judas Priest más agresivos. Buen comienzo. «1366 (Old king’s visions Pt. V) suena veloz, rapidísima, melodía y potencia de la mano dejándonos una canción de las que te pone a mil en un segundo. Alberto Rionda colabora en «Agains all kings» (la canción), en la que bajan el ritmo, que no la contundencia, hasta llegar a un estribillo predestinado a corear, en la tradición metálico de los mejores Manowar. Vuelve la potencia con «Eye for an eye» con la colaboración en las voces de Roma (Evil Seeds), una canción que en la estrofa recordará a los Judas Priest de «Painkiller» mientras que el estribillo es 100% Gamma Ray.
«I will stand forever» desprende contundencia por los cuatro costados, un sonido pesado y la voz siempre dando ese toque épico. «Vulcano» es una pequeña intro que enlaza con «Howling at the moon», al más puro estilo power metal, con ciertos guiños a lo Helloween/Gamma Ray. «The last to die» se mueve hacia terrenos más épicos, buscando la grandilocuencia del metal. «Walking in the rain» vuelve a poner sobre la palestra la potencia desbordada con la que son capaces de mostrar unas canciones que se convierten en un himno tras otro. «Rebel mind» es puro heavy metal en toda su concepción. Pone el punto final a este disco enorme, «Titans in D minor», un precioso ejercicio instrumental como broche de oro a un disco que debe estar entre los tops del heavy metal de este año por méritos propios.
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