Todavía no cuenta con 30 años este “chico” de Wisconsin, y aun sin tener una amplia discografía, cosecha maravillosas críticas de sus directos, y bandas clásicas se lo rifan para que abra sus shows. Todo muy merecido, ya que he sido testigo de uno de sus conciertos, y aun siendo telonero de Glenn Hughes, y contar con menos de una hora de tiempo, nos demostró a los allí presentes, que se puede hacer rock en pleno siglo XXI sin hacer falta buscar sonidos novedosos ni nuevos, explorando el blues rock de los setenta y cierta influencia el rock sureño de los 70 se pueden hacer discos y conciertos de alta calidad y para nada anclados en la añoranza de tiempos pasados.
Este Black Magic, segundo larga duración de Jared James Nichols, arranca con el poderoso riff de “Last Chance”, muy hard rockero y que hará las delicias de aquellos que comparan para bien a Jared con el gran Ted Nugent. Y aunque la siguiente, “The Gun”, tiene un acabado cercano a su sonido blues rock, contiene unos coros muy ochenteros, quizás con menos brillo y más peso que aquella década, pero el guiño queda claro. “Don’t Be Scared”, sin llegar a ser medio tiempo, rebaja algo el ritmo, bajándolo a un riff mas denso, con peso, marca de la casa. Con “Honey Forgive You”, volvemos a un estilo hard rock, esta vez salpicado levente de cierto aire funky, muy al estilo de los primeros Whitesnake, y con mucha elegancia. Con “Home” nos acerca sutilmente a un sonido southern, y “Got To Have You” vuelve a lo que yo creo que es donde mejor se mueve que es el blues rock de corte setentero, con un ritmo rápido e hipnótico, que continua con la hipnosis pero bajando un poco la velocidad que no la intensidad para “End Of Time”. “Run” sutil y menos dura que el sonido general del disco, pero que sigue la línea de sonido clasic rock, con un punteo que acompaña muchas partes del tema, da paso a “Keep Your Light On Mama”, tema que recuerda mucho a los míticos Mountain, que para un servidor es la influencia que mas desprende Jared. Cierra el disco “What Love”, un tema que puede recordarnos a ciertos temas lentos sin ser blues que hacía Rory Gallagher, cerrando poco mas de 30 minutos de música, lo que es extraño en esta época que parece gustar el tener LPs extensos, que quizás en ocasiones hacen que pierdas el hilo, cosa que no sucede con este artefacto de fácil escucha y disfrute.
Ciertamente no es muy correcto apoyarse en comparaciones para criticar un disco, pero creo que el mismo no se oculta en acudir a esas influencias para sacar sonidos y redondear un tema. Y como comento al principio, no hace falta innovar para hacer un gran disco de rock, y Jared James Nichols lo consigue.
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