Que la música rock esta perdiendo la batalla de la supervivencia es algo que empieza a ser tangible, a la luz de la aparición de las novedades semanales cuyos más destacados reclamos vienen de la mano de la vieja guardia. Que grandes nombres de antaño vean ahora la oportunidad de lanzarse a la aventura por un lado es algo magnífico para los viejos amantes de la música, pero por otro lado, crea sensación de angustia el ver que no se apoya su relevo por variadas razones, si bien creo que la industria ha decidido tomar partido por mantener como consumidores a los de la generación que creció con el vinilo, dejando al libre albedrío a la juventud no apostando por casi ningún producto que pudiere educarles más allá de lo prefabricado. Vean como corroborando lo expuesto en un plazo de escasas datas se produce una conjunción de trabajos de miembros indispensables del folk rock americano de los años 60, léase David Crosby, Stephen Stills, o el que nos ocupa Chris Hillman, algo que hasta sería milagroso en las décadas de su fama. Así son las cosas y si no se remedia, el Apocalipsis esta al caer. Eso sí, el pobre Chris Hillman no tiene la culpa.
Por si alguien lo ignora, y si es así, esta suspenso en historia del rock, Chris Hillman fue parte fundamental en la creación del folk rock y country rock, géneros madre de lo que hoy conocemos por americana, por su pertenencia a The Byrds, Flying Burrito Brothers, Southern Hillman Furay Band…en definitiva es parte de los pilares de la música rock sin lugar a duda y por fin, tras una década sin encontrar forma de volver a entrar en la rueda pública, ha encontrado el medio adecuado para su retorno, siendo ese acicate TOM PETTY, el genio de Gainesville ,que ha decidido ponerse a producir este disco, BINDIN MY TIME.
No es la primera vez que Petty se pone en misión rescate de ídolos personales ( ver Del Shannon ) notándose el respeto reverencial a la persona de Hillman, pues su misión ha sido replicar los sonidos que convirtieron leyenda a este y es aquí, donde surge el pequeño defecto del trabajo, puesto que ofrecer Bells Of Rhymney ( Byrds ) ; She Don’t Care About Time ( más Byrds ) , Walk Right Back ( Everly Brothers ), Wildflowers ( Petty ), Old John Robertson ( otra vez los Byrds ) … nuevamente, suena hasta reiterativo pese a que las reinterpretaciones sean magnificas por el cuidado de su producción y una interpretación que cuenta con la presencia de viejos amigos como Herb Pederssen, David Crosby, o Mcguinn. El interés, a mi juicio, reside en Here She Comes Again, una rara canción de los Byrds, la preciosidad de Different Rivers ,las maravillosas guitarras en ese folk gospeliano que es Given All That I Can See, o el cariño contenido en Restless, razones estas muy de peso para celebrar el trabajo y que en cierto modo contribuyen a paliar el defecto anteriormente explicado de utilizar esos recursos sentimentaloides de acudir a viejos repertorios aunque se hagan con arte y buena fe.
Un disco paladeable, placentero, disfrutable ,y delicioso, al cual le perjudica el utilizar en buena parte del mismo un repertorio de composiciones demasiado obvias aunque, sí sirve para que el artista se motive y ofrezca nuevas creaciones. Es un buen comienzo.
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