Os propongo hoy una propuesta que me he encontrado por sorpresa de entre las muchas que me propone mi ‘distribuidor’ de música ‘desértica’ y que se sale de todos los parámetros áridos y rebosantes de ‘fuzz’, mi rotunda opción para comenzar esta segunda temporada ‘CXS’ con nivelazo cinco estrellas estará versada en las intensas maravillas sónicas de los belgas, casi recién llegados, (no confundir con los Brutus ‘hard’ suecos) con la Criatura desplegando dolor existencial y adrenalina sónica. Salta porque te van a dejar boquiabierta/o…
Hay ciertos estilos musicales que, sin saber a ciencia cierta por qué, nunca te metes en ellos, sabes que están ahí, que se están haciendo grandes cosas y que existen grandes bandas defendiéndolos y es, cuando descubres a una banda como Brutus, lo mucho de tu ignorancia y la sensación de haber perdido el tiempo escuchando ciertas cosas estilísticamente parecidas y no haberte adentrado en nuevos sonidos que, lo queramos o no, se empiezan a imponer en el rock’n’roll del S. XXI. Os estoy hablando de dos estilos, a priori tan dispares como el ‘post-hardcore’ y el ‘math rock’, que encuentran su punto de encuentro perfecto con los belgas de Leuven, Brutus.
Formados en las postrimerías de 2014 como powertrio por la sinpar Stefanie Mannaerts (vocals, drums), Stijn Vanhoegaerden (guitar) y Peter Mulders (bass) y con influencias muy diferentes y dispares entre ellos se proponen como su mayor reto e inspiración el encontrar una simbiosis perfecta entre las tres personalidades y maneras de concebir la música. La fórmula funciona y no tardan en ser requeridos para tocar en la primavera y verano de 2014 en muchos festivales europeos como el Pukkelpop, Rock Herk, Dour Festival,…además de en más de cien conciertos en clubs en países como Holanda, Francia, Alemania, Suecia e incluso en Inglaterra. Un año después publican su primer E.P., Triptych (2015), que no es otra cosa que la recopilación de sus tres primeros 7» en donde ya vemos claramente por qué sendero quiere llevarnos Stefanie, Stijn y Peter, es decir, la mezcolanza histérica e histriónica de bandas post-hardcore como Deus o Fugazi sin perder de vista una actitud interpretativa de aristas punk y ejecución distorsionada e incómoda, claramente disonante, que los emparenta con el ‘shoegaze’ y el ‘math rock’ de bandas tales como At The Drive In o The Mars Volta por citar tan sólo la punta del iceberg que existe hoy en día en este movimiento ramificado en cien mil sub-estilos.
En 2016 marchan a Vancouver para registrar el que, para quien suscribe, debería ser uno de los discos definitivos del S. XXI, Burst (2017). Lo primero que sorprende cuando te enfrentas a una primera escucha es la visceralidad en la interpretación, la visceralidad en los sentimientos escupidos y el espectacular y enorme muro de sonido creado por los dolorosos a la par que afilados punteos de Stijn y los redobles, mandobles y aporreos post-hardcore de los parches de Stefanie convirtiéndolos en un intrumento absolutamente protagónico en todos y cada uno de los 11 temas de Burst. Muchas veces me he preguntado con las escuchas cómo esta Criatura puede cantar con ese arrojo y entrega vocal manteniendo el nivel de ejecución tan exigente con las baquetas. Increíble, hacedme caso…
Ante semejante despliegue instrumental y angustias/alaridos existenciales podríamos encontrarnos ante un disco lineal y agobiante pero nada más lejos de la realidad, el auténtico secreto de esta banda reside en sus melodías intensas, cercanas por momentos a histerismos varios pero muy centradas en no perder el norte melódico que se convierte en el verdadero gancho y contraste de este disco con cortes tan exigentes como «Not Caring», o temas en donde el desenfrenado nervio instrumental baja revoluciones y Stefanie respira con su voz en nostálgicas composiciones como «Justice de Julia II» o «Bird» en donde puedo intuir cierto toque ‘Björk’ si la artista islandesa se hubiese pasado al post-hardcore. Mis temas favoritos son ‘brutales’: «All Along», «Horde II» y «Crack / Waste» lo tienen absolutamente todo, melodía pop, riffs aplastantes, intensidad sónica y emocional, desarrollos ‘math rock’/Shoegaze y progresivos junto con una sensación ‘kamikaze’ y de urgencia suicida a la hora transmitirte su música y sus letras. Ha llegado el momento de saltar al vacío, de dejarte llevar, de sentir la música más a flor de piel que hayas sentido en tu vida, ha llegado el momento de ‘BOLA EXTRA’…
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