«Malerba. Vida a muerte en Sicilia» te atrapa sin remisión en un remolino de venganza, violencia, sexo, cuentas pendientes… podría ser tranquilamente el argumento de una película, serie, una novela negra que goza de todos los estímulos del género, hasta que comprendes que lo que estás leyendo no es un guión, sino la realidad, la historia de Giuseppe Grassonelli, como un pequeño maleante, un estafador cuyo objetivo en la vida era ir viviéndola con lujo, y como debido a esa peculiar definición del honor del siciliano, ese concepto de la familia, la venganza y la amistad que rige sus vidas desde tiempos inmemoriales, le llevó a enfrentarse a la Cosa Nostra entre el final de los ochenta y el principio de los 90, en unos tiempos convulsos en los que está declaró la guerra al Estado, asesinando jueces y policías que pretendían acabar con ella. Grassonelli, junto al periodista Carmelo Sardo, cambiando nombres pero no realidades, narran la realidad de una serie de despiadados asesinos, alejados del romanticismo que Coppola y en menor grado Puzzo nos transmitieron con «El Padrino«, transmitiendo la sensación, no de que entre los malos, haya malos y buenos, pero si como a veces, las situaciones te fuerzan en la vida, no dejándote elección, o al menos eso es lo que piensas.
A pesar de ser la historia de una vida, plena de detalles, se cuenta como una novela negra, lo que hace que pronto te veas enganchado, disfrutando y sufriendo, con un personaje que huye de un pueblo de Sicilia por culpa algunos pequeños delitos, instalándose en Hamburgo, donde se convierte en jugador profesional, pasando la vida desplumando incautos con las cartas, entre copas y mujeres, buena ropa y coches caros, hasta que durante una visita a su familia, esta es masacrada en plena plaza del pueblo, y descubre que aquel padre que le reprendía por sus actos e incluso le mando fuera para intentar corregir su camino, estaba metido en una refriega con la Cosa Nostra, y que estos nos perdonan una afrenta ni se pueden permitir un signo de debilidad. Un relato sincero, siempre desde el punto de vista de Grassonelli, que en el libro usa el nombre de Antonio, uno de los nombres falsos utilizados por él en la vida real. Un libro donde vives la transformación del hombre, debido a los golpes de la vida, su madurez en la cárcel, su breve relato del sistema penitenciario italiano. Muy recomendable. Otro gran acierto de la Editorial Malpaso.
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