Quinto trabajo del dúo formado por Steven Wilson y Aviv Geffen. Parece que Steven Wilson ha aparcado de forma definitiva a sus Porcupine Tree y se está centrando en otro tipo de proyectos. Se conoce que al hombre le tiran más los sonidos un tanto poprockeros de esta otra banda que los aires progresivos con los que se dio a conocer.
Lo primero que nota uno al escuchar el redondo varias veces es la ausencia de un tema emblemático que destaque sobre los demás, como ocurría, por ejemplo, en su segundo cedé con las canciones “Once” o “The end of the world”.
En esta entrega de Blackfield las canciones discurren una tras otra sin sobresalir ninguna, lo cual no quiere decir que estemos ante un disco falto de calidad, ni mucho menos, sino que en él se da una cierta uniformidad en las composiciones, todas ellas recubiertas de un aura etérea y, como es habitual en Blackfield, nostálgica.
Incluso el corte que se ha seleccionado como single, “Family man”, siendo una canción brillante, no consigue “enganchar”, o por lo menos no más que casi cualquier otra del plástico. Por otra parte, sí llama la atención las influencias Beatles que se han recogido en “We’ll never be apart”, o el tratamiento acústico que se le ha dado a “Sorrys”, y también la potencia controlada o más bien reprimida de “Undercover heart”, que quizá debería haber sido la canción escogida como single en perjuicio de “Family man”, por tener un mayor potencial comercial de cara a ser transmitida por las emisoras de radio. Por más que dudamos mucho que la radiofórmula actual esté para dar cabida a grupos como Blackfield. Ellos se lo pierden.
En el corte “From 44 to 48”, Blackfield se sumergen en atmósferas melancólicas como solo ellos saben hacerlo, pero, como decimos, se echa en falta la presencia de una canción verdaderamente rompedora, una que silbáramos por la calle sin darnos cuenta o que tarareáramos mientras nos entretenemos con el ordenador.
Un hecho que ha dado que hablar es la intervención como ingeniero de sonido del mítico señor Alan Parsons, conocido por ser el artífice de algún disco emblemático de Pink Floyd. Sin embargo, el señor Parsons solo ha intervenido en algunos cortes, quizá porque Steven Wilson se sabe capacitado de sobra para sus labores como productor. No en vano, grandes figuras del prog le han llamado en alguna ocasión para que les hiciera trabajos de remasterización.
En todo caso, una buena propuesta, esta última de Blackfield.
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