Aquellos que me conocen personalmente (fortuna o desgracia que lo ponga cada cual) y los que me leéis regularmente ya sabéis que no me duele prendas reconocer las cosas, que cojones, el que desee, necesite o la mantenga ser políticamente correcto, o realmente posea esa imagen de imparcialidad, pues mejor para él, pero yo, que como cantaban Leño hice la comunión en los billares y crecí bebiendo litronas en un banco del parque, el tacto y el buen estar me lo dejé olvidado una noche de borrachera debajo del mostrador de alguna tasca con pocos hábitos de limpieza pero precios de puta madre en los cubatas, como debe de ser. Así que cuando abró el buzón, me encuentro un sobre y dentro el nuevo lanzamiento de The Holy Sinners me da un subidón de la hostia y corro al frigorífico por una birra y seguidamente a mi equipo de música para que los vecinos también sean partícipes de la buena nueva, el puto rock and roll está de nuevo en el barrio, nena, y viene desde Girona, de la mano de estos fieras, comandados por la voz sexy y sugerente como el rock and roll de Gemma Tona, y la fuerza incombustible de Héctor Sinner, guitarra; Marc Illas, batería y Javi Galván bajo.
Han pasado dos años desde aquel maravilloso «Spicy rock’n’roll», más rudo y primitivo, fruto de la primera vez. Ahora suenan más eléctricos e igual de maravillosos, en estas siete canciones, seis propias y un cover de los HorrorPops. Lo suyo sigue siendo el rock and roll, ese sonido heredado de los cincuenta, con todo el rockabilly, psychobilly de años posteriores. Añádele una fantástica portada a cargo de Shawn Dickinson, en la mejor tradición del cartoon americano, para dejarnos un disco redondo, valga la redundancia, en el que cuidan los detalles. Las guitarras de «Mayday» te ponen firme, mientras la voz de Gemma marca las distancias, y no puedes dejar de bailar, da igual que sea de noche o que luzca el sol.
«Sing me» suena de escándalo, ritmo marca de la casa, esa voz, y mi tupé que se pone firme por propia voluntad. «Voodoo doll» suena sensual, casi susurrante, como si tu muñeca (o muñeco) de voodoo te cantase al oido, aunque al final les sale la vena salvaje para terminar la canción. «Kraken» se acelera, añade speed a esas guitarras, cantada en castellano, directa, como una provocación. «Magnetic» es de esas canciones que no puede evitar correr a mi estantería a buscar Pulp Fiction después de escucharla, magistral ritmo que incluso cruza fronteras. «Hard headed man» es rápida y concisa. Cierran con «Baby I love you tattoo» de los holandeses HorrorPops, un ep que se hace demasiado corto, que te pide más canciones para disfrutar de The Holy Sinners. ¡Unos grandes!
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