Hablar de John Mayall es hablar de una de las figuras más relevantes dentro de la cultura del Blues Blanco de toda su historia. Lo supieron Eric Clapton, Peter Green, o Mick Taylor cuando, en épocas distintas, formaron parte de la banda de Bluesbreakers. Una de las bandas más grandes que se dieron desde las islas inglesas, y que no obtuvieron el merecido reconocimiento.
John Mayall junto a Alexis Corner es uno de los mayores responsables de que la cultura del Blues fuera explotada con todo su potencial en el reino británico allá por los años sesenta. Uno de los músicos que mejor han habido adaptar el sonido del Blues a las influencias que han ido recogiendo a lo largo del camino, dejando un sonido muy propio, fusionando el Blues con otros estilos musicales, Siempre sin perder el sabor a lo añejo, el sabor al auténtico Blues.
Superando la barrera de los sesenta años encima de sus escenarios, ochenta y tres que se casca el bueno del old Bluesman, nos ofrece una nueva obra de arte con su álbum en estudio donde deja a muchos músicos patizambos a la altura del betún al escribir un disco que podría estar en lo mejor de su carrera. Talk About That es una buena muestra d esa fusión del blues con otros estilos musicales, desde el Rock n’ Roll, hasta los sonido folkies, coqueteando en alguna ocasión con el Jazz y con el R&B, que anteriormente he mencionado. Un álbum lleno de nuevas y frescas ideas, traídas por una institución, que hoy en día, pasa las horas en busca de nuevos alicientes, de reformar su música, sin caer en lo repetitivo, y es que Mayall, nunca ha sido un músico que haya hecho el mismo álbum dos veces.
A golpe de ritmos Funk, “Talk About That”, tema que da nombre al disco, una de las grandes joyas que atesora el disco, John da inicio este nuevo trabajo, y que no tarda a pasar ese rock suave, de la mano de «It´s Hard Going Up», que entra como una bebida refrescante en un día de verano. “The Devil must be laughing”, podría ser ese tema que entrase perfectamente en los Bluesbreakers, de la época de Eric Clapton, suave denso, y con un riff muy básico, sabiendo a la perfección donde meter el sonido y a que tiempo para que quede otra gran canción. A continuación bajamos a New Orleans, para dejarnos con “Gimme some of that gumbo”, un tema muy cercano al Jazz en sus metales. Poniendo una sordina en la trompeta, muy dada en el swing, o en el Dizzie, para dejarnos un medio un fabuloso solo de guitarra. Tomando la armónica para parafrasear “Goin’ away baby”, siendo una canción muy cercana al maestro Muddy Waters en la época anterior a Willie Dixon. No obtiene la rabia de Little Walter, pero sí que hace que por unos momentos, su armónica te lleve a esa época, y en eso lo ha conseguido a la perfección.
Con “Blue midnigh” regresa a su época con Clapton, mediante una canción que bien podría haberla compuesto junto a J.J. Cale. Ese folkie que se coqueteaba con el pop de los setenta, y que lo describía una guitarra a golpe de blues.
Si “Across the county line”, la hubieran grabado el equipo de los Blues Brothers me lo hubiera creído a pies puntillas. Pues la energía y la vitalidad recuerda mucho a la banda que sabía cómo mezclar toda la música negra en una misma canción, y salir más que airosos de ella. Donde aquí cada músico tiene algo más que decir, dejando una huella imborrable, en un disco, que, por ahora, es lo mejor del año, y eso que empezamos bien. Terminando con una suave canción “You never know” al compás de un piano y una batería, perfecta para cerrar el que, sin duda, va a ser uno de los grandes trabajos del año.
un grande…..salve john mayall!!!