No podíamos estrenarnos mejor en 2017 y en las ‘Oleadas Stoner’ que con el ‘gurú’ máximo del movimiento, ‘El Rey del Desierto’ como muchos le tildan con mayor o menos acierto, es decir, Mr. John Garcia que sigue a lo suyo sacando proyectos minoritarios y de culto para disfrute de unos pocos privilegiados que admiramos su coherencia alejado del ‘mainstream’ a pesar de que sus discos, sus colaboraciones o sus proyectos no sean tan redondos como la banda madre. Lo que me jode de mucha gente son las críticas gratuitas aludiendo que sin Josh Homme Garcia no es nadie y que no ha sacado nada decente desde …And The Circus Leaves Town, el último disco de Kyuss, pues bien, yo les cerraría la boca remitiéndoles a que escuchasen el EP de Slo Burn, los fabulosos putos tres discos con Unida y muchas de las canciones con Hermano. En fin, no voy a seguir por aquí porque me enciendo cuando oigo cosas como ‘sólo sabe sacar partido a su cancionero con Kyuss’ y yo les recuerdo que este hombre vive muy tranquilo su vida como veterinario en Palm Desert y si hace giras o saca discos es por su incondicional amor por la música del desierto, dudo mucho que le mueva sólo la pasta…
Dejémonos de mosqueos y vayamos al grano, tranquilizémonos…
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Garcia plantea, en este su segundo disco en solitario, una colección de canciones en formato acústico con las que ha sabido adaptarse a las circunstancias y adaptar su voz con un timbre más calmado y susurrante. Para mi gusto, a medida que pasan los años, John canta cada vez mejor y aquí ha quedado demostrado cambiando registros, usando falsete incluso y amoldando sus cuerdas vocales sin mostrarse excesivamente desgarrado para imponer a los temas esa atmósfera más intimista y sensible.
El cantante se ha hecho acompañar por colegas muy especiales de la escena de Palm Desert como Erhen Groban (acoustic guitar) y, puntualmente, de Greg Sáenz (drums) y Mike Pygmie (bass) para ofrecer otro punto de vista de sus canciones con Kyuss y de sus proyectos en solitario más algún tema inédito caso del inicial y enérgico «Kylie» con ese gran interludio más calmado en el medio. El morbo que produce escuchar temás de Kyuss desnudos y desenchufados, sin la muralla de sonido y distorsión, es el reclamo máximo está claro, hay que reconocerlo, pero considero que ha salido más que airoso porque siento que tienen vida propia y no ha querido copiar con acústicas sus clásicas composiciones sino todo lo contrario, en «Green Machine» y «Gardenia» se agradece ese clima intimista y frágil, de tintes country/americana incluso, en cuanto a «Space Cadet», bueno, no varía mucho con respecto a la original al ser un tema acústico también pero «El Rodeo» me ha parecido sensacional con esa aparición inicial del reconocible riff del bajo y ese desgarrado final vocal del ‘veterinario del desierto’.
Con respecto a los demás temas, me gustan mucho el rítmico y chulesco «Give Me 250 ML», la épica con el acompañamiento de piano de «The Hollingsworth Session» o el hipnotismo acústico de «Argeblen II». El album contiene dos ‘bonus’ en directo, el ya planteado «Give Me 250 ML» y un magnífico como entregado «The BLVD» en clave bluesy que nos hace tener una idea perfecta del repertorio que nuestro protagonista está proponiendo en acústico en la gira de presentación de este disco. En conclusión, un disco que se disfruta mucho y que en ningún momento me ha dado la sensación de ‘sacapastas’ como muchos lo están tildando. Ni caso…
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