En aquellos días en los que internet o algo parecido no era más que el argumento de alguna peli de ciencia ficción, no se vosotros, pero yo solía comprar casi a ciegas casi todo el material que editaban la gente de Noise International. Eran los que nos mostraron a Helloween y eso, repito en mi caso, me llevó a fijarme en todo su catálogo. Bandas europeas, la mayoría alemanas, centrado sobre todo en el heavy metal, entre sus filas, además de Helloween, militaban gente como Celtic Frost, Running Wild, Kreator, Coroner, Sabbat, Rage, Tankard o Scanner. La gran mayoría entroncadas en el lado más potente del heavy metal de aquellos días, en contraposición a la comercialización del estilo que promulgaban los states por un lado y el thrash metal que lo contrarestaba a su vez desde el mismo continente. Un buen puñado de discos de los que editaron están en mi colección, porque la verdad es que escribieron buena partel del heavy metal europeo de los 80.
Pero entre aquellos guerreros, aquellos nuevos bárbaros, uno de los discos que mejor recuerdo es este «Dirty fantasies» de S.A.D.O. Primero por su sonido más orientado hacia el hard rock, o al menos como muchas de las bandas clásicas comenzaban a intuirlo, porque este disco está emparentado en cuanto a sonoridades, o a mi me lo parece, con el «Russian roulette» de Accept. Ya la portada de por si siempre me ha encantado, la cara del chaval ante la imponente profesora, que el interior del disco aparecia lista para matar, para mayor sorpresa y regocijo del chaval. Centrándonos en la música, la voz de Andre Cook es muy Udo, lo que incrementa la relación de acercamiento con Accept. El disco se abre con «The door» y un magnífico riff, ese toque hard rockero que se recrea sobre todo en el estribillo y unas guitarras de infarto, algo que se repite durante todo el disco. «Dirty charms» suena muchísimo a Accept sobre todo por la voz, pero musicalmente son más hard rockeros.
«Riches makes enemies» acelera revoluciones, mientras «I’m never ever blue» tiene cierto aire a Alice Cooper en la voz, musicalmente es puro hard rock de la época. Hablar de buenas guitarras es hablar de «Strike back», que al igual que «Cities on flame» son el tan típico himno hard rockero, que a mi tanto me gusta. «On the races» suena muy «americano», voy a ir más allá, las guitarras me suenan a ratos a Sangre Azul, claro que Sangre Azul sonaba a ratos a Danger Danger… «Gamblin’ fool» busca tesituras más heavys, drenando potencia al igual que «Dancing in the dark». Pone el punto final «Homicide» como una simple anécdota de un minutillo justo, a un muy buen disco, herencia de el mejor hard n heavy europeo de aquellos maravillosos años 80.
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