Suelo tener un problema con las biografías, o ellas conmigo,vete tu a saber, pero cuando comienzan a perderse en datos que ya has leído en algún sitio, que alguien te ha contado o simplemente se me atraganta. Sin embargo me ponen bastante las autobiografías, quizás no estén tan bien escritas si nos ceñimos a gramática o a dotes literarias, pero es la puta verdad del que te lo está contando en primera persona, incluso aunque no se ciña estrictamente a la realidad del momento, nadie puede negar que es su verdad, como lo vivió, como sintió que ocurría, y ese acercamiento al artista hecho persona a través de sus vivencias y sus pensamientos, a mi personalmente, me llena muchísimo más que las exhibiciones de sapiencia que se dan cita en muchas obras dedicadas en cuerpo y alma al artista de turno. MalPaso sigue dándonos alegrías para el cuerpo, poniendo en nuestras manos, esos artistas, esos músicos, que hayas sido fan o no de su carrera, si es cierto que han estado ahí junto a ti, que han sido banda sonora de tu generación, de tus correrías, de tu forma de entender la música, la vida y lo que te pongan por delante.
Con este «A todo riesgo» me he convertido en admirador de Chrissie Hynde. Es sencillo sentirte identificado con ella, con lo que cuenta, con lo que ha vivido y sentido, cuando hace ya mucho que descubriste que la música es algo más que una pasión, que es algo que va pegado a ti, que es como el aire para respirar. Chrissie nos cuenta desde sus inicios en Akron, la visión de los cambios sociales en una sociedad conservadora con la de Norteamerica desde los ojos de una adolescente, cuyos problemas son los mismos de cualquiera, romper la norma paterna, vivir el auge de los tiempos de las ideas, ir dándose cuenta de las cosas con el tiempo, con la perspectiva que te dan las cicatrices de la vida. Hay una frase que define a la perfección lo que quiso ser, lo que perseguía y soñaba, cuando dice que ella no quería acostarse con los músicos a los que adoraba, quería llegar a tocar con ellos.
La parte más interesante es cuando cuenta sus historias en la vieja Europa, ese contraste al llegar a Londres o París, toda la interacción en ese Londres de los 70, como cuenta sus vivencias e historias con los Sex Pistols, The Clash, Johnny Thunders, Lemmy… todos aquellos músicos que se movían en las mismas calles que ellas, en el mismo círculo de alcohol y drogas del que no deseaban ni sabían escapar. Chrissie no oculta nada, no trata de juzgar más allá del bien y del mal, solamente cuenta como eran sus días, sus noches, y las de miles de personas que vivían el mismo modo de vida. Sus anhelos por crear una banda, sus miedos, indecisiones, su fortaleza. El nacimiento de Pretenders, el éxito inesperado, el no saber asimilarlo, las relaciones en la carretera, las drogas, la amistad y el odio, la historia brusca de los Pretenders originales que se trunca con las muertes de Jimmy Scott y Pete Farndon. Un buen regalo que pedir estas navidades, un libro que gusta leer.
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