A veces, que ya son muchas, uno comienza a preguntarse y por ende a preocuparse, por el motivo de la desidia y dejadez de la gente. ¿No hay seguidores del heavy metal en El Puerto de Santa María?. Yo me cruzo con mucha gente con camisetas de bandas por la calle, a ver si al final va a ser cierto que está de moda comprarlas en Zara, HM o como se llame la tienda de turno, porque cuando te ponen en la puerta de casa, un concierto con tres bandas, a un precio irrisorio, 5€ consumición mínima incluida (2.5€ el tercio de cerveza), y te encuentras que la parroquia no responde, no puedes evitar pensar lo fácil que es pegarse golpes de pecho detrás de un teclado, poniendo vídeos en Facebook. Ellos se lo pierden, porque la esencia de la música no es bajarte discos y coleccionar discos duros llenos de mp3, ni presumir de saber más que nadie. El espíritu de la música, del rock, del heavy metal, está más ligado a acudir a conciertos donde disfrutar de ese sonido que te da la vida y como me comentaba acertadamente un amigo anoche, en escuchar discos, que es el único bagaje necesario.
Dicho esto, pasemos a lo realmente importante, a la música. Desgraciadamente, solo pude llegar al final del concierto de Kapitán Tabernikola, pero pude disfrutar de un par de canciones de su particular punk rock, en la que nos invitaron a conocer al Papa en chandal y una más que estupenda versión del «Ace of spades». No había una mala entrada en el The Coffee Dreams Pub portuense, aunque la noche merecía que la afluencia de gente hubiese llegado hasta la puerta, como demostrarìa el nivel de las bandas. Tras un breve descanso para el correspondiente intercambio de material sobre el escenario de una banda a otra, daba comienzo el concierto de Caronte, que personalmente me sorprendían y mucho. El grupo cómodo sobre el escenario, con más de un incondicional entre el público, conseguían fijar la atención de la gente con sus ritmos, y con un muy buen vocalista. Dignos poseedores de un rock potente, con sonidos actuales y algún acercamiento en alguna canción al heavy característico nacional, se mostraron como una máquina muy bien engrasada, y reconozco que al final su concierto se hizo demasiado corto, pero si estos tipos son capaces de seguir en esta línea, tienen todo para dar mucho que hablar. Satisfecho de pagar el tributo al barquero.
Permitidme un tirón de orejas, porque mucha gente se fue después de la actuación de Caronte, quedándonos casi entre familia para recibir a Scape Land, grupo que está recibiendo muy buenas críticas y que ya me había recomendado desde algún que otro sitio, por lo que las expectativas por enfrentarme cara a cara con los de Chiclana, eran muchas. Y desde el primer momento, quedaron despejadas cualquier duda que pudiese albergar, a pesar de que el sonido no les hacia justicia, y dos pensamiento sobrevolaban mi cabeza, primero que estos tipos en unas condiciones óptimas de sonido pueden ser un auténtico rodillo sonoro, y segundo, que vaya grupo se perdieron los que decidieron hacer mutis por el foro. Un colega me los definía tras un par de canciones como una mezcla brutal entre Dream Theater y Sepultura, y aunque la definición no es exacta, si puede servir como excelente guía del proyecto que presentan.
Un grandísimo cantante como es Iván Corpas, capaz de manejarse sin dificultad entre tesituras melódicas y guturales, mostrando un poderío tremendo en sus cuerdas vocales, como perfecta guía del sonido del grupo, donde la guitarra de Diego Galindo muestra ese punto de técnica, del que no se quedan atrás la sección rítmica de Josema Nuñez y Adrián Ramos. Suenan muy técnicos, alternando cambios con momentos de contundencia extrema, y en ambas situaciones se les nota igual de cómodos. Fueron sonando canciones como «Lost in a dream», «Blood is not enough» o «My resurrection», que dejaron completamente satisfechos a los que decidimos acercarnos a conocer su música. Una gran banda.
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