Purple rain fue el primer vinilo que me compré en mi vida. Unos años antes había descubierto varias de sus canciones que sonaban insistentemente en el transistor de mi hermana. Cuando tuve oportunidad me compré en vinilo aquel enigmático disco que me fascinó de niño.
Purple rain es una obra maestra discográfica que será siempre recordada por la balada que le da nombre. La perfecta power ballad de los años 80, es decir: empieza suave y melódica para desmelenarse hacia el final en una locura guitarrera y coro ideal para ser coreado por miles de gargantas en grandes estadios. Pero Purple rain es mucho más. Es también una película y la culminación de un artista de color que no tenía ningún miedo a adentrarse en los terrenos del pop y el rock. ¿Acaso no eran de color Chuck Berry o Jimi Hendrix?
Tras flirtear con la música disco, el funk y todo lo que se le pusiera por delante en sus primeros discos, Prince estaba más que preparado para dar el salto a público masivo. Ya el disco 1999 (1982) fue un decidido paso adelante hacia el éxito masivo, pero era un disco doble algo disperso en algunos temas excesivamente largos, le faltaba pegada comercial a pesar de contener temas tan jugosos como el propio 1999, Little red corvette o All the critics love you in New York.
Warner records sabía que Prince era la nueva figura en ciernes de la música negra. Michael Jackson estaba arrasando con Thriller y Warner quería su propio artista de color revienta listas. Los músicos de color estaban copando las listas no solo de música negra sino de música en general, el público blanco estaba aceptando sus propuestas con entusiasmo. Nunca es tarde si la dicha es buena. La poderosa agencia de managers Cavallo, Ruffalo y Fargnoli querían contratar a Prince a toda costa. Pero Prince no era un artista fácilmente controlable, todo lo contrario. A Prince le rondaba la idea de interpretar una película basada en un guión propio con tintes autobiográficos, ya sabemos que nunca fue escaso de ego. Prince les comunicó que únicamente firmaría un contrato de representación con Cavallo, Ruffalo y Fargnoli si estos conseguían previamente que Warner records financiara su película. Hubo sus tensiones pero al final Warner accedió a financiar el film si su banda sonora valía la pena. Y así fue.
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Vayamos al disco. Purple rain fue el primer disco que Prince firmó junto a The revolution, la banda que le acompañaba en directo desde 1982 y cuyo nombre ya aparecía al revés en la portada de 1999. El disco se abre con esa joya llamada Let’s go crazy, en un inicio gospel que parece sacado de un sermón Prince nos invita a reflexionar sobre la vida eterna y a volvernos locos en la terrenal. El sonido es potente, el funk deja paso al rock. Se conjugan cajas de ritmos y sintetizadores con instrumentos orgánicos de forma magistral. La canción acaba en pleno éxtasis rockero tras un extraordinario solo de guitarra. Prince va a por todas y Take me with you es un excelente tema pop realmente pegajoso. Ya en el tercer tema Prince ataca una de las mejores baladas de su carrera con The beautiful ones. Prince se desgañita a gusto en un final épico. Tras temas ultra comerciales y a la vez de gran calidad, Prince incluyó dos temas extraños como Computer blue y Darling Nikki. Es su lado más experimental y excéntrico del álbum que nos retrotae a sus discos previos. Prince se atreve a incluir un mensaje subliminal oculto al final de Darling Nikki que únicamente se podía escuchar reproduciendo el vinilo al revés. En la era de lo digital es difícil de oír este mensaje pero, para los que no le habéis reproducido al revés el vinilo os escribo lo que dice: «Hola, ¿cómo estás? Yo estoy bien porque sé que el Señor está a punto de llegar.» Un claro ejemplo de cómo Prince era capaz de alternar sexualidad y religión sin ningún problema en sus discos. Para Prince el sexo no era sinónimo de pecado sino un regalo divino que nos acerca a Dios.
Para la segunda cara Prince no iba a hacer prisioneros. When doves cry fue el primer single y fue todo un fenómeno, llegó al numero 1 de singles y allí estuvo durante 4 semanas. Además fue el primer single de Prince en llegar al número 1 simultáneo en las listas de Pop, música negra, disco y soul. When doves cry es un pop-rock realmente adictivo que fue número 1 en medio mundo. Como nota curiosa, cabe destacar que When doves cry no tiene bajo ni se le echa en falta. Una muestra más de la genialidad de Prince. Luego sigue I Would die for you, una joya con base techno en la que Prince se mueve como pez en el agua. Baby I’m a star es la más funky del lote y una auténtica fiesta. El disco termina con Purple rain, el corte que da título al disco y a la película. Purple rain es una power ballad en toda regla, un tema clásico ya desde su lanzamiento y una canción atemporal, soberbia, extensa e inabarcable. Sin embargo, Prince temía que su subconsciente le hubiera traicionado y su canción se pareciera demasiado al tema Faithfully del grupo Journey así que le pidió su opinión al compositor de Faithfully quien no puso ninguna objeción. La verdad, comparadas ambas canciones, no tienen nada que ver, quizás la sucesión de acordes sea parecida pero nada más. Surgida de una improvisación con The revolution, Prince no tenía letra para la canción y le pidió a Stevie Nicks de Fleetwood Mac (de la cual Prince decía estar enamorado desde crío) que le ayudara a componerla, pero Nicks rechazó la oferta.
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Purple rain es un tour de force, la demostración de que Prince no conocía fronteras ni había límites para su genialidad. Las tres últimas canciones fueron grabadas en directo junto a The revolution en el club First Avenue, así de seguro estaba Prince de sí mismo. Purple rain llegó al número 1 en la lista de LPs desbancando al mismísimo Born in the USA de Bruce Springsteen. Vendió más de 20 millones de copias en todo el mundo y fue la primera banda sonora en llegar al número 1 simultáneo en las cuatro listas (ya sabes: Pop, música negra, disco y soul) antes de su estreno.
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Los directivos de Warner quedaron encantados con el disco y decidieron financiar la película. El director encargado para tal efecto fue Albert Magnoli, un debutante totalmente desconocido que Warner pensaba que sería fácil de controlar y que tuvo muchos problemas en el rodaje debido a las exigencias del propio Prince. Se dice que Magnoli no quería incluir en la película los temas Let’s go crazy ni When doves cry, lo cual nos indica el poco juicio y nulo buen gusto del director. Se dice que el resultado final es más del caprichoso Prince que de Magnoli. La carrera posterior de Magnoli es bastante discreta, siendo Purple rain su obra más recordada.
La película, vista hoy en día, es un completo horror. Una orgía de hombreras y cardados imposibles que hacían furor en los primeros años 80. La trama es simple y las interpretaciones, sobre todo la de Prince, bastante limitadas. Prince interpreta a The Kid, un joven músico que intenta triunfar mientras conquista a una chica (Apollonia Kotero) en plena rivalidad artística y por el amor de la chica con Morris Day, líder de The Time. Sus problemas familiares serán el telón de fondo de la historia. El film era bastante malo, en general, pero todo cambiaba en las escenas musicales. Es la música y la fuerza de las imágenes en directo la que convierten a Purple rain en toda una experiencia. Los miembros de The revolution, The Time o Apollonia no eran actores profesionales y se nota. Prince tampoco fue nunca un buen actor, ni cuando se interpretaba a sí mismo, pero encima de un escenario era imparable, y más con las excelentes 9 canciones incluidas en Purple rain. Lo más destacable del film, a parte de los números musicales, es la escena en la que Apollonia se baña en un lago, aunque sea por motivos extra cinematográficos. A pesar de las malas críticas, el negocio salió redondo ya que el film había costado 7 millones, recaudó 80 y convirtió a Prince en una mega estrella además de ganar el Oscar a mejor banda sonora Original.
Tras el éxito de Purple rain, Prince se pensó que podía tener una carrera dentro del cine y una par de años después dirigió y protagonizó el film Under The cherry mono cuya banda sonora fue su disco Parade. Como ocurría con Purple rain, el disco era mucho mejor que el film y las críticas fueron demoledoras para el debut de Prince como director. No conforme con ello, en 1990 y tras el éxito logrado con su banda sonora para el Batman de Tim Burton, Prince dirigió y protagonizó una secuela de Purple rain llamada Graffity bridge. Una vez más las críticas fueron feroces, y con razón. Prince no volvió a dirigir ni interpretar ninguna película.
Han pasado más de 3o años desde Purple rain y la carrera de Prince discurrió por derroteros muy diversos. A pesar del enorme éxito de Purple rain, Prince no repitió la misma formula y siempre estuvo en continuo movimiento. En el año 2014 se anunció que Prince y Warner records habrían llegado a un acuerdo para lanzar una edición de lujo con descartes y rarezas conmemorando el 30 aniversario de Purple rain. Sin embargo, tal edición nunca vio la luz, quien sabe si ahora será finalmente publicada.
Tras la muerte de Prince, montones de artistas de todo tipo han rendido su particular homenaje a Prince y Purple rain. Os dejo con algunos ejemplos.
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