Creo que hay poca discusión, si decimos que la gran referencia cuando hablamos de metal progresivo, son Dream Theater.
Ahora podemos entrar en banas discusiones, sobre si ese escalón lo sobrepasaron hacen años, si se les queda pequeña la etiqueta, bla, bla, bla… pero son el nombre que rápidamente le viene a uno a la cabeza, pese a quien pese. Ahora suena en mis altavoces, a un volumen considerable (que se jodan los vecinos, esto es puto rock and roll), el nuevo disco de Symphony X, posiblemente la banda destinada a recoger el trono del metal progresivo, demostrado a base de unos discos brutales y que tras algún titubeo discográfico, vuelven por la puerta grande, como deben de hacer todas las bandas que tienen marcada en la piel, la responsabilidad de seguir haciendo grande el rock, la música en general, y a los que siempre se les va a exigir un poco, o bastante, más que al resto de mortales, porque capacidad para ello ya han demostrado.
Ojo, que cuando digo titubeo, no me refiero a malos discos, porque una banda con gente como Michael Romeo o Russell Allen, que no me canso de repetir, que es uno de mis vocalistas favoritos del heavy metal actual, junto a Urban Breed y Jorn Lande, es muy complicado que saquen algo que no acaricie un nivel excelente, pero esto de la música no es como las matemáticas, donde todo es exacto, y hay cosas que aún reconociendo el valor que poseen no tienen por que atraparte de la misma manera que otras.
El caso, es que este «Underworld», bajo mi punto de vista, brilla a un gran nivel, que es lo mínimo que se puede esperar de ellos, porque tienen la calidad y se lo han ganado a pulso. Potencia, calidad, todo bajo el prisma que cualquiera puede esperar de la banda, en un disco que básicamente no posee fisuras, y en el que solo puedes disfrutar ante ese ataque que sale de tus altavoces. Canciones como «kiss of fire», «Underworld» o «Hell and back», deberían de sobrar, para quien a estas alturas, aún albergue alguna duda sobre la banda.
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