Los Palacios y Villafranca, no es solo un precioso pueblo de Sevilla donde se crían unos de los mejores tomates del mundo, también organiza un festival de blues que va tomando camino de convertirse en un clásico de nuestra geografía. Situado en el Parque de los Hermamientos, era sorprendente ver la cantidad de personas, muchas venidas de fuera de la localidad, que se dieron cita para disfrutar de un fabuloso sábado de música en directo, con grandes artistas, buenos precios en las barras y la hospitalidad de los vecinos del pueblo sevillano.
Desgraciadamente, me perdí la actuación de Little Boy Kike y de Juan Murube, pero llegué justo a tiempo de disfrutar de ese torbellino sobre el escenario que es el guitarrista Nacho Collado, que desplegó sobre el escenario un auténtico repertorio de fuerza y calidad, consiguiendo la atención del numeroso público, que se agolpaba frente al escenario, atraído por ese sonido que salía desde el escenario. Clásicos de Love, Clapton…. que nos pusieron a mil, gracias al conciertazo que se marcó Nacho Collado. Después de tiempo para refrescarnos con unas cervezas, saludar a la gente y disfrutar del grandísimo ambiente de Los Palacios, llegaba la hora del para mi, mejor show de la tarde/noche.
Desde Euskalherria, llegaban The Travellin’ brothers que comparten gira con J T LAURITSEN, y que dieron un auténtico recital de blues y soul sobre el escenario de la localidad sevillana. ¡Vaya vozarron tiene Jon! y ¡vaya banda!. Este año los han nombrado mejor banda de blues de Europa, y con todo merecimiento, porque nos hicieron disfrutar como posesos al ritmo de su música. La gente bailaba y coreaba esas canciones, que inundaron todo el recinto, convirtiendo aquello en esa fiesta de la que no quieres escapar. Sin lugar a dudas, uno de esos conciertos que se te quedan grabados en la memoria durante muchísimo tiempo.
El más esperado de la noche era Santi Campillo, y eso se notaba en el ambiente. El guitarrista ha conseguido labrarse un nombre, graciás, no ya a su trabajo con M-Clan, también con posteriores aventuras, tanto en solitario como con Los Lunáticos. Salió dejandose querer y poniendo toda la carne en el asador. Campillo ha encontrado su línea a seguir, y su rock de olor a carretera, con influencia blues, cala fácil y llega muy bien a la gente, incluso a aquellos que no están metidos a fondo en el mundo del rock. Es complicado salir defraudado de uno de sus conciertos, y dejó claro que es una apuesta segura, además de uno de los músicos más reputados de este país.
Gran noche, estupendo ambiente, muy buena gente y enormes músicos sobre el escenario del Tomate Blues. Ahora a comenzar a pensar en el año que viene, que seguro que en Los Palacios, habrá buena música y recibimiento a todos los que no queraís perderos la cita.
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