Os confieso que, fortuita e improvisadamente, fuimos este fin de semana al cine mi mujer y yo sin niña y sin pensar que Amenábar estrenaba su esperada «Regresión» (2015). ‘Por fin, una peli de adultos’, pensé. También he de confesar que no tenía ni idea de qué iba la trama, ‘Amenábar vuelve al suspense’ era lo único que única y exclusivamente se repetía una y otra vez en los titulares de los telediarios exponiendo la premier mundial de la película en el Festival de Cine de San Sebastián. Qué chasco y sensación de pérdida de tiempo me iba a llevar…
El largometraje, ‘inspirado en hecho reales’ (que no ‘basado en’ para no parecer un telefilm cutre de Antena 3) trata sobre unos hechos verídicos acaecidos en la América profunda y ultra-religiosa de los 80’s, en concreto en Minnesota. Se sospecha que una mega-organización Satanista está realizando abusos a menores y matando incluso a bebes en ocultas Misas Negras. La trama principal se centra en una de estas familias con el propio padre como sospechoso en las vejaciones y cómplice directo de los Satanistas, su hija como víctima directa y un policía, a priori agnóstico, que se toma demasiado a pecho el caso.
Como ya he dicho antes, quizás, si hubiese sabido que la peli se iba a centrar en la resobada temática satánica de la industria Hollywoodiense, me lo hubiese pensado dos veces en ver ‘la última de Amenabar’ tras el ‘ni fú ni fá’ que sentí con «Ágora»…pero entré! (ignorante de mí) y mi sensación es mucho más que agridulce, lo primero porque veo que el Amenábar europeo ha desaparecido ya por completo imbuido por ‘reflejos’ y tics americanos, frases que se hacen insufribles por tipico/tópicas en conversaciones con el cura de turno o en la propia comisaría por ejemplo, planteamientos resobados y faltos de originalidad en cuanto al género de terror satánico, etc,…
Está claro que en el cine de Alejandro, gracias/ por culpa de Hitchcok, nunca nada es lo que parece, y lo segundo que más me molesta es el planteamiento ‘tradicionalmente inesperado’ de la película con respecto a su resolución final, muuuuy, muuuuy lejos de la sorprendente conclusión en «Los Otros» por mucho que esté ‘inspirada en hechos verídicos’. Creo que podría haberse devanado los sesos para ofrecer un desenlace un poco más original y no solucionarlo a través de un puto sobre de ‘Sopinstant’…
Dejemos al director a un lado para centrarme en los actores. Para mi gusto, la pelí ya estaba condenada desde un principio por culpa de lo poco creíble (e insufrible) que siempre se me hace Ethan Hawke, eso sí, Ethan Hawke está aceptable, guapísima y deseable dentro de la fragilidad de su personaje, pero es que el plantel de secundarios es más que mejorable, con un curita apocalíptico que sobra, un profesor experto en regresión (David Thwelis) que no aporta, una abuela ‘diabólica’ estereotipada y un plantel de inútiles en comisaría, empezando por su jefe, jodidamente malo.
Y acabo, siento decir que no la aconsejaría ni tan siquiera a aquel que busque simple entretenimiento, ¡lo siento!, porque es fallona, de moralina yankee total y desacertada en el reparto/casting.
Un bluff en toda regla…
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