Si amigos, os cuenten lo que os cuenten, el rock and roll no es solo música, no es solo ese sonido que te hace sentir, gritar, reír, saltar o llorar. El rock and roll va más allá de un simple listado de canciones o una progresión de acordes. El rock and roll, es lo que es, gracias a tipos como Michael Monroe, que representan todo lo que amamos de este sonido, de esta forma de vida, de esta filosofía sin retorno ni excusas disfrazada de sonidos eléctricos. Monroe no tiene nada que demostrar ya a estas alturas, su legado con Hanoi Rocks, ya lo quisieran muchos, pero es que sus escarceos en Demolition 23 o Jerusalem Slim también apuntan una nota alta, y por supuesto, su carrera en solitario, donde, disco a disco, nos sigue sacando una sonrisa de oreja a oreja y poniéndonos como motos. Hace tiempo que ha estabilizado su banda, Steve Conte es su fiel escudero a las seis cuerdas y Sammy Yaffa, ya un viejo compañero de correrías. A la batería, Karl Rosqvist, pone el ritmo, y esta vez, la otra guitarra, único puesto que sigue cambiando disco tras disco, eso si, ocupado por célebres inquilinos, esta vez pasa a manos, ni más ni menos, que del Black Halos, Rich Jones.
Nueve discos ya en solitario, y Michael sale a por todas con la rockera «This ain’t no love song», apuntando maneras desde el principio. «Old king’s road» es otro cañonazo, directo a la yugular, sin hacer prisioneros. con esa chulería con la que se nace con ella, no se aprende en ningún programa de televisión. «Goin’ down with the ship» navega por los mares de Hanoi Rocks, con un fantástico estribillo. Para «Keep your eye on you» levanta un poco el pie del acelerador, para traer un más que buen medio tiempo. Pero la marcha vuelve rápido con «The good old days», una de esas canciones en la que reconoces su firma desde el primer momento, bailando a ratos entre el punk rock y el glam. Todos a saltar con «R.L.F.», pura energía punk. » suena más rockera, «Blackout states»con mucho ritmo, y un estribillo buenísmo. Acústicas para «Under the northern light», que pronto pilla fuerza y se convierte en puro y eléctrico rock and roll.
«Permantent youth» es muy pegadiza, sencilla y directa a la vez. Vuelven las guitarras rockeras con «Dead hearts in Denmark», es arrebato punk que tanto me gusta. «Six feet in the ground» es la canción que cierra el disco y que tiene un aroma a los Stones o al menos a mi me lo parece. Para mi este tío es apuesta segura a caballo ganador, y no me duelen prendas, porque a estas alturas, no voy a negar que está entre esos a los que sigo, y más, mientras siga sacando discos como estos, a fin de cuentas, puro rock and roll.
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