Hablar de Joe Louis Walker es hablar de una de las leyendas vivas del Blues, el cual ha ido rejuveneciendo su música con el paso de los años sin perder su autentico sabor y esa escena musical que un día le dio nombre dentro de los escenarios.
Una de las claves de su éxito dentro del panorama música fue precisamente no amoldarse a unas reglas establecidas y continuamente innovando su estilo. Siendo un músico inconformista, que haría y daría lo mejor de sí mismo para poder estar entre los músicos más representativos de la época.
Objetivo que alcanzaría y que lo muestra en su más de medio siglo encima de los escenarios, habiendo conseguido cuatro premios de la música del Blues, la entrada dentro del Hall de la fama del Blues en el 2013 y, un premio que no tiene valor en el mundo que lo compare, el poder haber estado junto a figuras del Blues como John Lee Hocker, Otish Rush o Willie Dixon entre otras grandes figuras del Blues y del Jazz.
Se cuenta que Mike Bloomfield le presentaría a Jimi Hendrix, siendo este quien le enseñaría varios trucos que podría hacer con la guitarra. En 1975 se pondría a cantar Gospel, atraído por la música a causa de su estancia en la Universidad de Música de San Francisco, hasta diez años después, donde decidiría volver a sus raíces musicales, volver hacer Blues en toda su potencia y electrificado. Llegando a editar su primer álbum Cold is the nigth, siendo este un álbum que le haría ser conocido en todo el mundo. Un disco que le mostraría su verdadero camino dentro del mundo de la música, el mundo del Blues.
Aun así Joe Louis Walker es un músico muy sencillo en el trato con las personas, esto me lleva a una declaración que llegaría a decir: “Me gustaría ser conocido por la credibilidad de ser fiel durante toda mi vida, a mi música y al Blues. A veces siento que he aprendido más de mis fracasos, que de mi éxito, pero eso me hizo más fuerte y más aventurero. Esto también me ayudó a crear mi propio estilo y me gustaría pensar que cuando alguien escucha uno de mis discos, sabrían reconocer desde las primeras notas que ese es Joe Louis Walker “
Everybody wants a piece es otra obra maestra ejecutado por el genio Walker que le pondrá de nuevo en los mejores discos de Blues del año. Producido por Paul Nelson, músico y productor, ganador de un Grammy, sumaría a su curriculum dentro de su carrera musical el haber estado junto al maestro albino, Johnny Winter como músico de acompañamiento. Ellos dos harán magia para que Everybody wants a piece sea un disco que lo ames desde la primera nota, con una técnica devastadora a la guitarra, una voz privilegiada, y el acompañamiento de una gran banda que harán que pases sus once canciones que contienen el álbum deleitándote de cada nota. Los cuales hacen un recorrido por su legado musical, que pueden darse por seguros que no es poco, ni insuficiente.
Desde «Everybody wants a piece» , un tema con un corte muy propio de los años 80, con el apoyo al órgano conjugado con la guitarra, el cual crearan un dúo mágico, entablando un comienzo por el cual ira demostrando hasta dónde puede llegar a dar de sí su sonido. El sonido del órgano será una de las grandes bazas que darán mucho más juego al álbum entero, tanto con sus connotaciones del Blues, Rock, n’ Roll, o Gospel, estilo que tendrá su momento de gloria con “Gospel Blues” donde la guitarra sonara con más profundidad como si fuera su voz rasgada las cuerdas del mástil de su guitarra. Incorporando toques de funk en “Wade in the water”, hasta terminar con “35 years”, una canción que le devuelve a los años sesenta para despedirse.
Un gran disco que estoy seguro hará las delicias de todos los amantes de Blues, ya sea en estado puro o conjuntando todas las influencias por las que ha ido pasando a lo largo de las últimas décadas,
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