El éxito en los últimos años de películas como Gravity o Interstellar parece que ha creado una nueva moda de películas sobre el espacio con una visión más realista.
The Martian adapta la primera novela de Andy Weir, un programador informático friki de los viajes espaciales que publicaba gratis sus relatos en su blog y que se documentaba en Google. El éxito de este relato en la red hizo que Weir lo publicará en Amazon al menor precio posible (0,99 dólares) y se convirtió en un best-seller. Lo mismo ocurrió con su lanzamiento ya como libro impreso en papel. Así pues, The Martian es la primera adaptación cinematográfica de un libro publicado inicialmente en formato digital. Los tiempos han cambiado, mejor adaptarse o morir.
Básicamente podríamos definir The Martian como un cruce entre McGyver, Náufrago y Apolo XIII. Lo mejor que se puede decir de este Robinson Crusoe en Marte es que apenas se nota la mano tras las cámaras de Ridley Scott. Scott podría parecer a priori el director ideal para esta historia si pensamos que sus mejores películas son clásicos de la ciencia ficción como Alien (1979) o Blade Runner (1982). Pero de todo aquello hace más de tres décadas y la carrera de Ridley Scott en todo este tiempo ha oscilado casi siempre entre lo prescindible y lo olvidable. The martian no está a la altura de Gravity o Interstellar, pero es muy superior a Prometeus o cualquier otra película de su director de los últimos lustros. Por fin Scott ha encontrado un proyecto de la suficiente calidad y no lo ha destrozado. Scott se ciñe a la historia y narra de forma efectiva un guión que no deja ni un resquicio para el tedio. Yo pasé un rato agradable, que es de lo que se trata en toda película de ciencia ficción. The Martian entretiene desde el minuto uno y no baja de ritmo en ningún momento. Quizás no fascine como las citadas Gravity o Interstellar, pero es un entretenimiento espacial de lo más digno. Supongo que el tono bastante ligero ayuda a que sus casi dos horas y media se pasen volando. Para ser un film sobre una persona aislada y en una situación extrema, contiene el suficiente humor como para no ser la gran epopeya trágica que podría haber sido. Yo casi hubiera preferido un enfoque algo más dramático, soy así, pero el film queda de lo más apañado. Eso sí, no me creo que por mucha música disco que escuche el protagonista no sufra nunca ninguna bajada de ánimo importante.
No procede ponerse muy quisquilloso con la historia pero a simple vista hubo alguna cosa que chocó, que conste que no soy científico ni botánico: me resultó muy curioso que en el suelo de Marte se puedan cultivar patatas. Como si la salinidad y los nutrientes del suelo de la Tierra y Marte fueran los mismos. No sé, se me hizo extraño. Lo que queda claro es cierto mensaje ecologista del film. The Martian aboga por la economía sostenible (aunque sea en situaciones extremas), las energías renovables y la auto gestión de los residuos. Sin embargo, también admite la necesidad de usar la energía nuclear en determinados momentos. El film parece plantear una interesante metáfora sobre la vida sostenible en la tierra por mucho que verse sobre un humano abandonado en Marte. Como en toda buena obra de ciencia ficción, podemos sacar conclusiones sobre nuestra situación actual. Mark Watney es toda la humanidad y su supervivencia depende de cómo sepa sacar de forma sostenible lo necesario para sobrevivir del planeta en el que vive. Tampoco creo que sea casual que Watney use la materia de la que está hecha el símbolo religioso de un compañero como combustible. La ciencia puede salvar tu vida, la religión no. Quizás la religión te haga la vida más llevadera o la dote de un sentido pero mejor si confías tu supervivencia a la ciencia.
En cuanto al reparto, Matt Damon está correcto. Damon lleva el peso del film bastante bien, no es que demuestre nada nuevo pero no estropea el film. El tipo no es Tom Hanks pero me gustó en su papel. Por cierto, me pareció muy chapucera la forma de tratar las escenas en las que se ve el cuerpo de Watney tras meses de racionamiento, se nota mucho que ese tipo no es Matt Damon. Quizás Damon se negó a perder peso o son imágenes añadidas a posteriori pero queda muy raro ver su cuerpo muy delgado mientras su rostro no acusa la pérdida de peso. Un fallo de principiante que un director del renombre de Scott no se debiera haber permitido. El resto del reparto cumple y resultan creíbles. Me sigue sin gustar Jessica Chastain, aquí está tan poco expresiva como viene siendo habitual.
Lo dicho: un film entretenido y bien hecho.
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