Uno de los discos más esperados para la parroquia rock’n’rolera’ ya está entre nosotros, Innocence & Decadence (2015), el esperadísimo cuarto trabajo de los suecos de Gotemburgo, Graveyard, es ya una realidad que deseábamos paladear como pocas este 2015.
Me enganché tarde con los suecos, he de reconocerlo, su anterior álbum de 2012, Lights Out se puede decir que fue lo primero que escuché de ellos para enseguida pasar a esa bestia parda que fue y sigue siendo Hisingen Blues (2011). Huelga decir que me hice incondicional y ‘die hard fan’ de esa música de efluvios setenteros tan perfectamente recreada en todos los sentidos, oséase, sonido, producción, atmósferas, letras, imagen…
Graveyard siempre me han parecido una banda que ha viajado en el tiempo desde los 70’s hasta el S.XXI para mostrar cómo se hacían las cosas en la música hace cuarenta años.
Qué empiece el viaje…’PRESS’…
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Centrémonos en la actualidad. La banda sufrió cambios el año pasado, Rikard Edlund (bass) decidió abandonar el barco amistosamente para embarcarse en otros proyectos y es, curiosamente, el primer guitarra que tuvo Graveyard, Truls Mörk, el que se encarga del bajo en esta nueva reencarnación junto a sus amigos e incondicionales Axl Sjöberg (drums), Jonatan Ramm (guitar, vocals) y el siempre excesivo Joakim Nilsson (vocals, guitar). Aquí debajo la nueva formación…
¿Y que se han traído entre manos estos tipos?…En mi opinión, un álbum continuista de su anterior Lights Out (2012), pero ‘continuista’ no en el sentido negativo del término, ¡todo lo contrario!, «Lights…» fue un disco en el que Graveyard demostró que podía acometer cualquier estilo, proponer ideas varias y salir airosos, dominar todos los ‘tempos’ desde los más furiosos a los que nos tenían acostumbrados hasta los más atmosféricos y blueseros y esto, en definitiva, es lo que han parido para Innocence & Decadence pero elevado a la máxima potencia porque, repito, ‘in my opinion’, es el disco más variado, poliédrico y maduro de toda su discografía.
Y es que siempre todo parece encajar en la maquinaria Graveyard (no sólo la música), desde esa portada tan exquisitamente ‘Prog Rock‘, los mismísimos títulos en donde juegan en muchos momentos a crear paradojas y contrastes en el lenguaje empezando por el tema-título del trabajo y, por último, un factor importante, la producción y el sonido, notándose en todo momento esa intención por recrear una época grabando en riguroso directo y todos en cabina con ese carácter tan crudo y visceral.
En cuanto a las canciones, la primera escucha no es que decepcione pero por inercia siempre te esperas un vendaval sónico ‘vintage’ y los alaridos típicos de ‘la bestia Nilsson’ predominando y esto no pasa, sientes que es un disco tranquilo, reposado, maduro como el anterior. La segunda escucha es muuuucho más placentera, ya sabes por donde van los tiros y recuerdas lo bien que supieron gestionar los ‘tempos’ en Lights Out por lo que no te extraña que la fiereza y la excesividad típica de Graveyard en temas como «Magnetic Shunk», «Never Their To Sell» y «Hard Headed» pase con total naturalidad y convicción a temas de corte semi-acústico, reflexivos y relajados como «Apple «Exit 97» o la bellísima psicodelia minimalista de «Stay For a Song», los blueseros «Apple & The Tree» (de olor y esencia Lynnot) y «Far Too Close» (cantada delicadamente bien por Jonatan Ramm) o el tema que más me sorprende, «Too Much Is Not Enough» con esos coros gospel y ese guiño ‘Motown‘ de auténtico lujo…
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Los zambombazos ‘heavy psych’ de costra ‘stoner’ también se encuentran presentes con los hipnóticos y obsesivos «Can’t Walk Out» y «From A Hole In The Wall» que es cantada con un timbre oscuro y obsesivo por ‘el nuevo’, Truls Mörk, sin desentonar en absoluto en contraste con la de Nilsson. Gran acierto incluir dos temas cantados por otros para refrescar registros y darnos cuenta de que no sólo el frontman es el que lleva todo el peso vocal.
Acabo con un tema que encanta, me tiene enganchado de hecho, y es que «Cause & Defect», en su simplicidad, es toda una maravilla, demuestra lo bien que modula la voz el rubio vocalista en sus diferentes registros además de darnos cuenta de la sensibilidad y el ‘soul’ que la banda quiere imponer instrumentalmente.
Innocence & Decadence, un disco muy entretenido y disfrutable 100%, de sonido crudo pero impecable, elegante pero visceral y en donde la voz de Joakim vuelve a ser, de nuevo, el elemento que lo estructura todo, el instrumento que te sigue enganchando, que te sigue emocionando para que todo funcione y esté en su sitio. Graveyard se convirtieron en clásicos contemporáneos indiscutibles hace cinco años y éste es un nuevo paso en firme para reafirmar su identidad, su poderío compositivo y seguir haciendo ese ‘Vintage Rock’ con letras mayúsculas que sólo ellos saben facturar.
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