Permitidme que me abra una cerveza bien fría, para seguir combatiendo este agosto caluroso, que aquí al Sur del Sur, sigue golpeando con fuerza, sin apenas dar tregua, para hablar de unos tipos, que han aprendido a sacar sus influencias lejos de su hogar. Joder, si me hablas de Ibiza, imagino a peña vestida toda de blanco, pasados de rosca, y escuchando esa música sin corazón prefabricada con ordenadores. Pero mira por donde, siempre ahí quien está dispuesto a romper la norma, a mandar lejos aquello que se supone que deberían ser, para mirar hacia más allá del Atlántico, y reflejarlo en ese enorme disco de nombre «Little Cabin Music».
Lo de Gabe , Fastfingers , Banker y Soulma, es el rock americano y el southern rock, que parece que lo hayan mamado en la cuna, como si hubiesen nacido en Alabama, mecidos con melodías de los Allman Brothers. Aqui no hay tregua, y lo dejan claro desde el primer disparo con ese brutal «Devil paid my dues» y su omnipresente slide. «Oh my dark gone soul» , donde se concentra la intensidad, para remarcar cada segundo, cada acorde. El rock and roll sigue muy vivo, y «Down the line» es la prueba palpable, un boogie rock de los que tienen que bailar en cualquier garito. «NYC blues» suena sureño por los cuatro costados. Ecos de los grandes del rock made in USA, llegan con la fantástica «A runnin’ Buffalo».
La canción que da nombre a este disco, vuelve a sacar esa faceta rockera, donde las guitarras, sin caer en estridencias, toman el protagonismo necesario.¿Seguís necesitando a estas alturas una declaración de principios?. «My american song» es la respuesta, esa acústica y su letra, os resolverá cualquier duda que aún pueda quedar. Abre las ventanas, que entre ese aroma sureño de «Lazy magnolia blues» y el blues eléctrico bañado en el Delta de «Mississippi State line», que va acompañandote hacia el final del disco,donde nos encontramos con «The river song», y no hay mejor manera de despedir un disco fabuloso, de esos que deberían de estar en todas las estanterías de aquellos que necesitan disfrutar del rock en su esencia más pura, más cercana a la tierra. Voy a abrir otra cerveza, y a volver a poner el disco de Uncle Sal.
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