Lo comenté en su momento, pero creo que es hora de que recuperé lo que en su momento escribí sobre este disco, y es que, de verdad que no sé lo que durará la unión Caamaño/Poulsen (espero que mucho), pero nos están haciendo disfrutar al máximo. Kike es uno de los mejores guitarristas de este país, y a las pruebas me remito, y en el cantante Jacob Poulsen, parece haber encontrado esa otra mitad con la que enriquecer las diabluras que salen de su guitarra. A veces es complicado ser un guitarrista de esa talla y ponerse a hacer canciones, no caer en el deseo absoluto de protagonismo, y Kike lo lleva consiguiendo ya mucho tiempo. En este nuevo disco, no hay miedo a seguir experimentando, a sacar lo mejor de ambos componentes, para servirnos una ración inmensa de inteligencia emocional. Una serie de sucesos familiares, tanto buenos como malos, han marcado la forma de componer de Kike en estos últimos tiempos, dando a su música un tono más íntimo, más personal, centrado en los sentimientos y las emociones.
No es fácil definir la música de Asha, ¿metal progresivo?, ¿hard rock?, de todo un poco, porque las limitaciones quedaron atrás en el tiempo. Abren con un potentísimo «Dogwalker», con unos cambios de ritmo frenéticos, esa guitarra que te deja con la boca abierta y la gran labor de Poulsen. «The last letter» tiene un tinte más hard rocker, con la guitarra sin dejar de hacer diabluras y la voz respondiendole a base de buenas melodías. Reconozco que me encanta el primer single de este disco, «She did something new», ese rollo prog, la accesibilidad del tema y un Poulsen simplemente espectacular en esta canción. «A man without land», además de la seriedad y dureza de su letra, que se refleja en la música, en forma de hard rock progresivo.
La grandeza se refleja en canciones como «If memory serves», con un Caamaño impresionante y un Poulsen que no le pierde comba. Esos cortes, que imprimen potencia a la canción, sin perder la perspectiva hard rockera que envuelva a este nuevo disco de Asha. De los solos para que hablar, os podéis imaginar lo que sale de los dedos de un tipo reconocido fuera de nuestras fronteras hasta la saciedad, y que aún aquí, alguno se pregunta quien es, después de 25 años maravillandonos con Asha. «Tale of the tales» es una pequeña joya instrumental que nos sirve como guia para introducirnos de cabeza en «From the ashes of angel’s death», oscura, de corte clásico, donde cada nota, cada palabra, van formando una cadena maravillosa. «Brand new day» presenta rayos de luz melódicos, y la eterna presencia de la guitarra, que no deja de sorprendernos ni un solo segundo, en una canción buenísima. No os perdáis las lineas vocales.»Emotional intelligence», la canción, vuelve a ese tono frenético, cañera, que rapidamente da paso a «We will be there», otra canción enorme, donde van creando las atmósferas necesarias para brindarnos un tema grandísimo y demostrar de paso el nivel que atesoran. «Cry in silence» habla de la violencia de género, como dije más arriba, la música de Asha está impregnada de realidad y de sentimientos en sus letras. Hard rock de corte técnico, de ese que solo puedes hacer teniendo este nivel. «Til I die» cierra el disco de forma inmensa, con unas melodias inmensas, y esa guitarra que solo te puede dejar sin alientos, más esos coros infantiles que le ponen un punto de color muy bueno. Otro gran disco de Asha, y van ya tantos, que habría que hacer una reverencia cada vez que se hable de ellos. Amazing.
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