Después de la experiencia con Tin Machine a finales de los ochenta, con el londinense acercándonos su faceta más Hard-rockera y pesada, decidió que, para los noventa que se avecinaban, si no quería que ser engullido por la ingente marejada de grupos, tenía que volver a convertirse en ese artista polifacético que supo adelantarse a cualquier cambio en el mundo de la música. Black Tie, White Noise, editado en el año 93, nos presentó, de nuevo, a un artista que, si bien ya no ofrecería esas dosis de maestría incontestables, sí estaba dispuesto a recuperar lo que los últimos años le habían privado: su esencia. Fiel a su estilo de no repetir álbum, si el trabajo aludido suponía una más que interesante fusión entre Jazz, Soul y elementos de música electrónica, con Outside quiso acercarse, de nuevo, a los sonidos experimentales que ya exploró a finales de los setenta con la celebradísima Trilogía de Berlín. Para volver a recobrar la esencia de aquellos días de asueto y de retiro en la bohemia centroeuropa, decidió, una vez más, contrar con los servicios de Brian Eno para la producción.
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Hazte el favor y acompaña la lectura con la escucha del disco.
Eno y Bowie trabajaron en los setenta sobre la base, precisamente, de la música europea para realizar aquel tríptico; si esos álbumes tuvieron tanta repercusión musical, fue, sobre todo, por el minucioso estudio que habían hecho ambos sobre el Krautrock. En una época en la que el Rock y la electrónica comenzaban a avanzar juntos por los indescifrables senderos del arte, ellos dos supieron cómo tantear el terreno y lograr amoldarlo para sus intereses. Con Outside volvieron a repetir la jugada: lograron adaptar el Rock industrial y la electrónica de por aquel entonces en la elaboración de un sonido que no dejó indiferente, en cuanto a planteamientos y resultado. Al igual que en la primera vez que trabajaron juntos, no habían compuesto ningún tema; no habían, tampoco, enfocado de antemano la idea del proyecto; dejaron que las conversaciones y las improvisaciones hiciesen el resto; y de ahí surgió la idea de revisar el concepto de Diamond Dogs pero adaptándolo a la deriva existencial del hombre de los noventa: distopía, cultura basura, post-modernismo, civilizaciones autocomplacientes incapaces de ver más allá de sí mismos y, sobre todo, un profundo sentimiento de tristeza soterrado entre el propio concepto del plástico.
Mediante la historia de Nathan Adler, un agente gubernamental cuyo objetivo no es otro que el de investigar los asesinatos cometidos en base al Art-Crime, Bowie fabula una historia sobre el propio placer estético del asesinato en vez de su moralidad. Tomando elementos del Cyberpunk, crea una serie de personajes que, al igual en las novelas del escritor Phillip K. Dick la entelequia futurista no es más que el retrato de la soledad y la impermeabilización del hombre actual ante el dolor ajeno. Todo ello se manifiesta a través de una serie de composiciones en las que el componente atmosférico juega un papel fundamental y se alimenta, precisamente, de esa visión ambigua que ofrece David Bowie del trabajo, entroncada con la de Andre Bretón y su concepción surrealista del arte.
Las disonancias, los elementos del noise, presentes en A Small Plot of Land, Wishful Begginings, No Control no podían ser sino obra de el excelente trabajo que hacen Gabrels y Alomar, quienes habían trabajado con el músico británico anteriormente e interpretaron a la perfección lo que pedía. Bowie sabía que para añadir ese toque experimental al más puro The Prodigy y Massive Attack, la presencia de estos dos guitarristas era fundamental.
Y así es Outside: un álbum de metáforas sobre la vida; un lienzo sobre el que el autor refleja a la perfección esa sensación de gelidez que, día tras día, parecen ser las relaciones humanas; un compacto donde el autor consigue que trabajos tan distintos como Space Oddity -el argumento del disco, así como los personajes aparecidos en aquél, parecen una revisión moderna del triste y solo Major Tom-, Diamond Dogs -una vez más con el uso de la distopía, rompiendo con los ecos ‘orwellianos’ y su visión utópica parece acercarse a Ray Bradbury y, en concreto, a Farenheit 451-, y la citada Trilogía de Berlín, se den cita en un álbum complejo, arriesgado y duro de oír que suprime ciertos cánones costumbristas del Rock en detrimento de un compacto cuyo músculo no es otro que el interés de un músico que siempre supo cómo interpretar la evolución de la música y del mercado a la perfección.
Espera, espera ….que yo debo tener un 1.Outside distinto al tuyo. En el mio no aparecen Adrian Belew ni Robert Fripp. Todo eso que dices que hacen , por ejemplo, en A Small Plot Of Land son texturas cortesia de Bowie/Eno, una suerte de paisajes Free Jazz rematados por la guitarra (ahora si) del desterrado Reeves Gabrels. No dices nada de Mike Garson, que por momentos
es el elemento clave, otra vez màs. La intenciòn
de Bowie era regurgitar y escupir la base de NIN, Goldie, Tricky y The Chemical Brothers… más que Prodigy o Massive Attack…
Y el retorno de Eno tuvo mas que ver con su obsesiòn de volver a lo màs alto sabiendo
colocar en su lugar todas «las maquinitas» que el de revisitar ninguna mal llamada trilogìa de Berlin , en la que por cierto Eno no podìa dar un paso sin contar con el beneplàcito de Bowie o Visconti, cosa que no ocurre aqui que trabaja con
galones de productor.
Me has matado con lo del concepto Diamond Dogs. Si lo dices por Orwell o la ligera idea de disco conceptual ( escarba un poco mas de
Future Legend o 1984) creo que te han pasado muy mal los apuntes, si es por la apocaliptica vision de la gran urbe y todos sus pecados, otra
vez copiaste mal . Por no hablar de que 1.Outside es un puto chiste comparado con todo lo anteriormente citado, no digamos ya con lo no
citado.
Aqui nada es premeditado, todo se da forma en el estudio , y lo mas acertado seria decir que el unico concepto es el de la muerte como arte en si mismo y la locura que vieron visitando el psiquiàtrico de Viena, un episodio recurrente en toda su carrera y en su propia vida y la de su familia. La idea de desarrollar otro personaje , Nathan Adler nunca llegara a las suelas de los zapatos de anteriores personajes, tras TM , B
lack Tie … y Buddha actualizando su sonido , es clave para entender cuanto necesitaba volver a lo mas alto. En mi humilde opiniòn , ni lo consigue ni lo deja de conseguir, porque cualquier cosa
aqui incluifa funciona mucho mejor con los nuevos arreglos menos sofisticados pero con mas chicha en la últimisima y ya lejana gira de Mr Jones.
Y ya me callo . Perdòn por la chapa y por la falta de tildes pero este teclado tactil me tiene hasta
los mismisimos.
Saludos Alex y cuidado con los apuntes que nos juegan malas pasadas. Esto de Internet es la plaza publica donde hoy uno alcanza la gloria y mañana es lapidado sin compasion. Te lo dice este que ya ha toreado en unas cuantas.
Y a ti GF, mandarte un abrazo como siempre.
Amor y felicidad
PD- El petardo que solo sabe decir que TODOS los discos de Bowie se parecen a Scary Monsters que se abstenga de comentar, por favor, que ya sabemos cual es su verdadero …
Hola, Cavaliere. En primer lugar, muchas gracias por tu comentario. Un feedback así, ayuda y motiva siempre a escribir. En segundo lugar: tienes razón, me equivoqué en lo de Belew y Fripp. Respecto a lo demás, no creo que haya que interpretarlo en un concepto tan literal. Cuando hablo de Berlín, me refiero a experimentación, no a calcar un sonido que, por aquel entonces, contaba ya con veinte años. Las circunstancias no eran las mismas, las personas tampoco. Berlín sólo aparece como ejemplo de experimentación, relacionándolo con lo demás. Es mi opinión, al menos.
Respecto a lo de Orwell y demás, no son los mismos temas, pero ambos confluyen en la deshumanización; por eso hablo de romper con los ecos orwellianos; al igual que con lo de Bradbury. En definitiva: las referencias a aquéllos no dejan de ser anotaciones para situar a un lector menos avezado que tú, porque yo tampoco considero que tengan mucho que ver en el fondo y sí en el sustrato.
Muchas gracias por comentar y muchas gracias por corregirme. Cuando se pueda, lo cambiaré.
Alex P ha escrito con el corazon…con lo que siente al escuchar el disco!Evidentemente este disco es un disco de su generacion al igual que el de mi generacion fue Aladdin Slane. Es cierto que Bowie en esta fase que a mi por cierto me deja frio se quizo acercar a N.I.N y a Smashing Pumpkin si bien no tanto en la musica si en la filosofia. La atmósfera cyber gothica donde Bowie otra vez quiere volver a mutar en otro. Es cierto que la aportacion de Mike Garson trae al disco mucha personalidad, pero destaco mas el trabajo del turco Erdal Kizilcay.
Bowie fue y siempre sera grande aunque compre todos sus discos, The Thin White Duke dejo de obsesionarme cuando salio Lodger. Lo cierto que Bowie desde que fue a Berlin escucho mucho mas a Cluste, Neu and Co que Eno…Eno antes estuvo al servicio de David , aqui es su brazo derecho.
Por cierto os recomiendo a todos the «Low» Symphony, de Philip Glass, evidentemente basada en mi disco favorito de Bowie.
Ummmm Tin Machine me dejó tan impresionado y con gusto, que en este no paré demasiado, simplemente, porque ni NIN ni los que citas, nunca fueron manjar de mi pobre dieta, que pensará alguno. Jagger dijo de Bowie, no les enseñes unos zapatos nuevos porque los llevará al día siguiente (si, que así exactamente no es la cita, pero se entiende y mi única neurona tampoco está ahora para buscar en el baul de los recuerdos), y el Duque no faltó a su cita, de intentar poner sobre la mesa lo que otros estaban haciendo, pero claro, como buen genio que es, siempre es capaz de ir un paso por delante, como le pasaba a Page.
LOL no se llama kratuor o como sea que lo hayas llamado,se llama KRAFTWERK
joderrr que error tan grave!
Krautrock es una cosa y Kraftwerk otra!!! error es no tener ni idea de los que es Krautrock!