A la redacción llegan montañas de discos, lo creáis o no, y sinceramente: no damos abasto. Las facilidades de hoy para grabar discos permiten que cualquier agrupación con inquietudes grabe el fruto de su creatividad y trabajo en equipo -o no, que de todo hay por ahí-. Bajo una montaña de hojas promocionales -aquí reciclamos el papel, tranquilos- y discos y más discos de artistas que ninguno conocíamos se escondía este No ha dejado de llover, y ya que las caprichosas obligaciones diarias nos han permitido darle una oportunidad, qué menos que compensar su trabajo con unas humildes palabras.
Cero a la izquierda, según nos cuentan, han pisado más de cien escenarios desde su fundación, en 2008. Son de Pamplona, cantan en castellano y sus componentes rozan la veintena, ya sea por encima o por debajo. El que espere algo vanguardista, que se olvide. La juventud no ha de ir siempre acompañada de desparpajo; este no es el caso. Cero a la izquierda hacen rock castizo en clave de Barricada o Los Reconoces, en las antípodas de ese hecho con quintas que tanta alergia da a los que dejaron de beber calimotxo hace diez años.
Su producto es un divertido rock más basado en arpegios melódicos -pero muy eléctricos- que en acordes cargados de speed. Y lo cierto es que sus melodías de barrio, reflexiva juventud y sus estribillos fáciles harán pasar un buen rato a cualquiera que se acerque sin complejos a No ha dejado de llover. Una producción más limpia, efectiva y sobria, hace sonar estupendamente canciones que son potenciales singles, como «Se Refugia», «Mis Lamparones», o «Sobre la Piel». Ni se complican con las estructuras ni con los desarrollos instrumentales. Los solos son efectivos, así como los riffes, de los que se pueden corear en directo. Lo demás, simple y efectivo, pues este rock siempre funciona si se hace mínimamente bien.
Su justa duración ayuda a que pase volando, sin saturar, dejando posos melódicos que el oyente se sorprenderá tarareando más tarde, incluyendo algún que otro estupendo momento íntimo, como el de «El Abuelo», que no son tan fáciles de conseguir como parece. No ha dejado de llover es un álbum de rock duro pero ligero, castizo, pero no callejero, de sonido fresco y juvenil. Un rock que siempre encontrará su lugar, pues nunca pasará de moda.
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